Es comprensible la rebeldía juvenil, el no seguir la senda de los que han transitado por esos caminos antes que tu por eso no entiendo esa fijación con Shakespeare El Malvado como lo cita él, palabra que no lo entiendo, ayudarme a hacerlo si lo veis vosotros, vamos que es para él más inspirador la música pop y Madonna que un soneto de Lope, Espronceda o el mismísimo Lorca y todo es posible, pero a mi no me pasa eso; soy de una generación que ve más rico un cuadro de Guido Reni que de Moundrian y tenemos derecho a ello, nosotros no inventamos el arte, ni la literatura pero la disfrutamos también, amamos como los jóvenes adolescentes, nos duelen las ausencias y sin embargo no despreciamos como si parece que hacen los jóvenes poetas las formas de sentir de los que somos tan mayores.
No se si alguno de los novios sobre los que Héctor versa tendrán sitio en su baúl de recuerdos, cuando se ama solo en temporada no se suele tener mucho espacio para los recuerdos y es curioso, somos los viejos los que tenemos que vivir el presente porque no sabemos que futuro nos aguarda porque está mucho más limitado en el tiempo que el de los jóvenes y son ellos los que escriben del presente como si no hubiera un mañana, ¿lo estaremos "viviendo" mal nosotros?.
Trato de no sentirme un extraño cuando leo versos, quiero que se metan en mi, no busco finales tristes en un poema -título de uno de ellos de este poemario-, busco en mi memoria instantes parecidos para que sean un bálsamo para mi alma pero con este poemario me he sentido como un invitado ajeno y casi molesto, la empatía ha desaparecido para no volver y estoy seguro que es culpa mía, pero no había forma de que pudiera "bailar" con ninguno de los poemas, yo que soy un tipo que ama el verano, el agua, esperaba que en alguna de esas praderas en las que Héctor estaba con su amor jugando con su pelo, hubiera algo de mi y una novia del pasado que me hiciera sentir algo parecido y que va, yo nunca dije "que guapa era", ni jugué con sus rizos y sin embargo si amé, amé con la locura del adolescente o del joven que sabe que no eres el elegido. Leerlo y ya me contaréis, a ver si el problema está en mis canas, jeje.
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