sábado, 16 de abril de 2022

Cuarentena

 




Petros Márkaris
Tusquets Editores
ISBN: 978-84-1107-098-0


Otro de los fijos de este blog de papel, Petros Márkaris, y uno de mis autores de cabecera porque cero que he leído todo lo que ha publicado Tusquet de este autor heleno.

A diferencia de otros libros de Petros Márkaris este libro es una colección de siete cortos relatos, algunos protagonizados por Kostas Jaritos y otros no, pero en todos el común denominador es la Atenas de hoy en tiempos del maldito COVID, como en todas las novelas de Márkaris hay un compromiso de dar voz a los más desfavorecidos, ya sea por la crisis que asoló Grecia o por la pandemia, hay un relato muy interesante o mejor dicho dos que nos retrotraen a un tiempo no tan lejano cuando los griego vivían en la actual Turquía y fueron expulsados o como convivían las dos nacionalidades en islas que compartían distintos credos y lo mejor, como en un tiempo actual pueden coexistir pero lo "malo" es que lo hacen en un país extraño que los mira con recelo como Alemania y que da esperanza a que esa enemistad turco-helena deje se serlo en algún momento no en vano Márkaris pertenece a esa minoría que nació en Constantinopla (Estambu) y que fueron expulsados.

Los inmigrantes , los ajenos al sistema o los pobres son unos personajes más en todas las novelas de Márkaris, les quiere y les da voz y en esta ocasión no va a ser una excepción, hay dos relatos en concreto a este respecto que me han fascinado  y son "Los tres caballeros" y "La taberna de Karaguiosis" en uno de los dos relatos el comisario Kostas Jaritos ni aparece. Seguramente algunos de ellos den para un relato mucho más largo pero en estos tiempos de tik-tok donde los jóvenes no son capaces de concentrarse en una película porque dura más de 15 segundos -lo he oído ayer en un documental- pues que haya relatos cortos que les "aproximen igual les anima a la lectura pero no se que me da que ni por esas, ya lo decía Garcilaso de la Vega "cualquier tiempo pasado fue mejor".

En bastantes relatos el dichoso COVID es un personaje más, tanto se ha metido en nuestras vidas que era inevitable que no apareciese, chúpate esa Miguel Bosé y todos tus acólitos, los teletrabajos, etc., poneros ahora en el pellejo de un policía que tiene que guardar cuarentena porque que ha dado positivo un contacto próximo y que tiene que investigar un caso, un escenario donde las primeras horas son fundamentales para esclarecer lo sucedido, ¿cómo os apañaríais?, pues complicado no, imaginar un tipo que está cansado del miedo -quién no- pero que no puede permitir que los negacionistas campen a sus anchas porque la libertad de expresión lo permite pero si en un foro de científicos no permiten opinar a un analfabeto ¿por qué les permitimos salir en los medios a difundir sus mentiras y sus patrañas?, eso solo puede ser porque viven donde viven, si estuvieran en un páis/paísese menos desarrollados me temo que la cosas sería diferente. La lectura es trepidante, es una de las características de los relatos de Márkaris, esta vez no aparecen secundarios importantes de los relatos de Kostas Jaritos, solo Adriani su mujer, es un ancla y me gusta mucho como ha enfocado algo que ha pasado en todos los hogares en la pandemia, cuando nos ha obligado a convivir muchas más horas con nuestros seres queridos, el esfuerzo que ha supuesto a todos, los difíciles equilibrios que se han debido de hacer para evitar todos los conflictos y rupturas que ha habido en cuanto se levantó la mano lo que me ha hecho ver que la sociedad griega y española no se diferencian en casi nada, no se si en países más fríos habrá pasado lo mismo, pero me lo imagino. Otro detalle interesante es descubrir su tierna infancia en una de esas islas de Peloponeso que los turistas aún no han colonizado, la isla de Jalki, y donde conviven niños turcos y griegos en armonía, o los mayores aún se miran sin desconfianza.

Es un libro perfecto para leer en un día, sus apenas 230 paginas te las zampas en nada, y si encima son relatos cortos empiezas uno y cuando quieres darte cuenta estás acabando el siguiente, es un placer siempre leer a Márkaris y presentará este libro en Valencia a finales de mes, si tenéis ocasión ir a verle. 

Perros Mirando al Cielo

 



Eugenio Fuentes
Tusquets Editores
ISBN: 978-84-1107-058-4

No conocía la serie del investigador Ricardo Cupido y con esta ya son seis la novelas editadas de la serie, por lo que no se cuanto me he perdido del personaje en la historia pero se puede leer de forma independiente porque pienso que en lo fundamental la trama se sostiene sin ningún problema y sin que tengas que saber el motivo por que vive en esa zona monta en bicicleta. Creado a principios de los años noventa tiene dejes hispanos que nos serán conocidos, le echo en falta cierta alegría por vivir que destilan Montalbano o los personajes de Julio Muñoz que me alegran tanto la vida, pero no es un tipo sombrío, taciturno o que dan ganas de meterlo en una fiesta de Magaluz para que se desmelene como todos los investigadores nórdicos, si ya se, yo y mi "guerra" con la novela nórdica que es tan triste, pero sigamos, el común denominador es que la gente no es mala por tener un trauma infantil y vuelvo con mi manía, "como en la novela nórdica", aquí el que es ladrón y miserable lo es por ser egoísta, por ser un canalla, nadie en su sano juicio puede decir que el hijo del duque de feria es un canalla porque su padre no le daba chuches de pequeño, no, es un canalla porque se enriqueció de forma vil por egoísmo y los protagonistas del esta novela son viles por lo que lo mismo que lo somos todos, por eso es tan difíciles de identificarlos y ahí es donde entra el buen ojo de un investigador como Ricardo Cupido, un tipo alejado de las grandes capitales, al menos en este caso, que se limita a observar, analizar y buscar las pocas pruebas que puede dejar una vaca atropellada en una carretera comarcal y que no tiene chip identificativo.

Un médico de urgencias del Ramón y Cajal, Santiago Hidalgo, aprovecha un momento de respiro durante la pandemia de COVID y se marcha con su familia a una casa rural a Breda, les acompaña un matrimonio amigo pero a otra casa distinta, Santiago vuelve a la que fue su primera plaza como médico nada más salir del MIR y donde ejerció unos pocos meses como médico de familia forjando lo que sería una carrera profesional enfocado a cuidar y tratar con más humanidad al paciente pero ese momento de paz y relax que parece que van a vivir se ve truncado cuando es asesinado de un disparo en la casa donde están alquilados, la viuda de Santiago que mantiene una relación a espaldas de Santiago con el marido del matrimonio que les acompaña contrata a Ricardo para que esclarezca el asesinato porque la guardia civil la señala como principal sospechosa. En esos momentos Ricardo estaba trabajado en un caso que es un callejón sin salida sobre la muerte en un accidente de tráfico de la pareja de Remo, un trabajador de mantenimiento de molinos eólicos que en una curva se topa con una vaca que al chocar con ella mata a su mujer, Dana, y al hijo que ha de llegar en unos pocos meses.

En un pueblo donde los silencios son más elocuentes que las palabras, con menos medios que los que puedas imaginar porque vivimos en una gran capital, Ricardo Cupido debe preguntar a los habitantes de Breda que como en todos los pueblos, mezclarán rencillas personales, odios de familias que se pierden en el hilo del tiempo por motivos de lindes, herencias -el dinero, siempre es el cochino dinero- el pasado y el presente se fundirán en un solo espacio temporal y a fuerza de tesón, preguntas por la tangente y dedicación porque a Ricardo Cupido le gusta su trabajo, pondrá negro sobre blanco.

Es una muy buena novela, le echo de menos un poquito de alegría de vivir como apuntaba más arriba porque y son conocer el pasado de Ricardo Cupido, no tiene motivos para ser un tipo taciturno, tiene una compañera que le quiere y ama, no se le "detectan" traumas que le pesen y por eso echo de menos eso, pero que tampoco es tan importante, no todos tenemos que ser la alegría de la huerta. Con una historia bien "tirada" sorprenderá a más de uno, a mi lo hizo y hasta casi el final le había colgado el sambenito de culpable a Elena, la madre de Teo, y no es por engaño de Eugenio Fuentes, porque no lo hace para que piques, es porque la historia no de centra en un solo personaje, es más coral por eso es tan estimulante el trabajo de Ricardo Cupido y por ende la lectura de "Perros mirando al cielo".

La lectura es ágil, amena, sin interrupciones argumentales que te despistan en el devenir de la novela, con un léxico claro y con diálogos que parecen grabados de crónicas de un pueblo, porque no en vano Breda es un pueblo y como tal deben comportarse sus personajes, donde los concejales de urbanismo se hacen millonarios de la noche a la mañana -si cojo el periódico estoy viendo miles de municipios españoles ahora mismo- y los lugareños la mitad de las veces no hacen nada porque ellos mismos están metidos hasta el cuello en esos mismos tejemanejes. Ya veis que decorado en poco o nada difieren a lo que leemos un día si y otro también y aprovecho para señalaros un twitter que he visto esta mañana que decía que hace dos mil años "elegimos" liberar a un ladrón de su condena y dos mil años más tarde seguimos eligiendo a los ladrones, no tenemos remedio.

En pocas palabras, escritor que me apunto para la feria del libro de este año, alguno de sus otros títulos se viene "pa´la saca" -y esto si lo pago yo y no lo robo como los dos comisionistas-. Muy recomendable y encima no acaba su apellido en "son", "sen" o sucedaneos.