sábado, 18 de agosto de 2018

Haikus de Guerra




Seiko Ota & Elena Gallego
Ediciones Hiperión
web: www.hiperion.com
ISBN: 978-84-9002-082-1

He tenido varias experiencias con poemas y poetas que han escrito en momentos terribles como la guerra, he visto en ellos una pasión por la vida indescriptible, hable de la obra "Tengo una cita con la muerte" que me marcó, en concreto con el poeta Wilfred Owen; esa rica y vital experiencia me llevó a animarme a leer este libro, otro de los factores que me animaron fue la estupenda experiencia que tuve con "Haikus en el corredor de la muerte" también editado por Hiperión, es decir que este libro debía unir las dos características que me habían hecho disfrutar tanto a pesar de versar sobre temas tan duros y difíciles como son la guerra y la muerte.
Un haiku es una forma poética japonesa que no tiene equivalencia en occidente, requiere una abstracción muy profunda y sintetiza en muy pocas palabras todo un poema que bien podría ocupar varias estrofas, esa dificultad de tratar de encerrar sentimientos muy profundos en tan pocas palabras es lo que hace del Haiku una forma poética de gran belleza y de algunas veces, difícil comprensión.
Si consultáis la Wikipedia podéis saber más de la estructura de esta forma poética, no es cuestión que me ponga a explicar aquí lo que podéis encontrar por vuestro propios medios y repetirme como un loro.
Es muy interesante ver como algunos haikus de este poemario desmitifican la figura del emperador, personaje que todos gracias a la propaganda militar norteamericana fue exculpada de toda responsabilidad en el conflicto pero que prestigiosos historiadores han publicado últimamente que no estaba libre de culpa (ver haiku de Hasegawa Osei de la página 153); amén de este detalle histórico, en este haiku el autor maldice al emperador, algo impensable para la idea que tenemos de Hirohito y su figura en el Japón de la guerra.
Dentro del poemario estoy seguro que los poemas que más pueden llamar vuestra atención son los poemas escritos por los pilotos Kamikazes y que van de la página 76 a la 81, observar la imagen del árbol de cerezo y su imagen de inmortalidad, su poca preocupación por su muerte programada y como asumen su "misión" con un estoicismo difícil de comprender.
Otro poema interesante de Hasegawa Osei es el que hace mención al frío que sufre un prisionero, resulta paradójico que personas aparentemente sensibles carecieran de toda empatía hacia los derrotados, acabada la gran guerra se formularon muchos menos juicios contra las fuerzas militares de Japón que contra las de la Alemania nazi cuando la crueldad de los primeros fue tan salvaje que no se entiende muy bien, quizás fuese por el uso de la bomba atómica -leer el haiku de cuando el poeta vuelve a Hiroshima en la página 81 de Saitoo Sanki-.
Buscando un paralelismo con el miedo de todos los soldados en el frente y sus gracias a quien sea por seguir un días más vivo, recomiendo el haiku de Maeda Fuda de la página 70; en donde se puede ver que el miedo no conoce ejércitos, ni países, que es universal, que lo sufren todos los soldados independientemente de la bandera que defiendan y entonces comprenderás muchos de estos haikus que exprimen lo efímero hasta hacerlo algo por lo que merece la pena vivir porque de una forma u otra, otro ejemplo es el haiku de la 129 de Hasegawa Osei escribiendo que acabada la batalla que no la guerra aun sigue con vida, todos ellos están impregnados del código del bushido, el código del guerrero samurái, pero todo ese aura de "belleza" bélica esconde lo que realmente lo que es una guerra en cuanto lees el haiku de la página 99 de Hino Soojoo, porque un bombardero no deja de ser una máquina lenta de matar.
Como epílogo os señalo el haiku de Fujiki Kiyoko de la página 155, porque las guerras las diseñan y las declaran personas que nunca irán al frente, los que mueren son los jóvenes y sin saber muy bien y rompiendo el formato que he usado en esta entrada que no he trasladado ningún de los haikus para animaros a leerlos, este si os lo pongo:
"Murió en la guerra,
los treinta y dos
dientes tenía"
Quizás sea menos intenso en sentimientos comparado con los haikus escritos en el corredor de la muerte, quizás porque muchos de estos jóvenes no veían su muerte tan cercana o pensaban que escaparían de ella, quizá porque veían algo sagrado en su sacrificio que no ve un condenado a muerte y todo ello se nota sin dificultad, merece la pena que comparéis tanto la temática de esos haikus como los poemas escritos por Wilfred Owen, creo que la experiencia, aún siendo dura, merece la pena leerla.




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