sábado, 24 de noviembre de 2012

Pretoriano



Simon Scarrow
Editorial Edhasa
ISBN: 978-84-350-6253-4

Estamos ante la undécima entrega de las aventuras de los soldados romanos con peor suerte de la historia de las legiones romanas, los que siguen este espacio seguro que recordarán las anteriores pues soy un fiel seguidor de los amigos Cato y Macro; a diferencia de las anteriores novelas nuestros dos protagonistas se enfrentan a un enemigo mucho más terrible y oculto que los enemigos de las fronteras del imperio, el liberto y una de las manos derechas del emperador Claudio, Narciso, les reclama para acabar con un complot para eliminar a la familia imperial, un complot que está demasiado enraizado y del que no se sabe nada más que el nombre por el que se les conoce, los libertadores, y que se sospecha que están más cerca de lo que parece de la figura del emperador Claudio. Los conspiradores intentaran acabar por todos los medios con el emperador, desde sabotajes de una estructura de una naumaquia -una lucha de gladiadores en el agua- hasta hacerse con todo el grano que hará pasar hambre a la ciudad eterna y llevarla a la sublevación.
Cato y Macro serán enrolados en la guardia pretoriana con nombres falsos y como soldados rasos para intentar infiltrarse entre los libertadores, por si fuera poco, lo que parece ser un complot para acabar con el emperador al final parecen ser tres y todos elaborados por diferentes "patriotas" pero con el objetivo de hacerse con el poder.
Para los que hayan pasado alguna vez por la eterna Roma es posible que identifiquen algunas partes pero si eres un fijo como yo de visitarla en cuanto tienes un instante, te estarás moviendo por los lugares que frecuentan los protagonistas, incluso la Cloaca Máxima, son identificables el foro, el palacio, el circo, todo, en fin, que me ha llevado a mi "pueblo" para placer mío.
Narciso se comporta como el maquinador y manipulador cruel que es y que ya conocen nuestros amigos pero comprueban que todos los que viven en la capital del imperio son así, su vida pende de un hilo y está en manos de los vaivenes políticos y por eso tanto como Macro como Cato añoran la vida de las legiones donde el enemigo está a la vista. Al cambiar el "teatro de operaciones" la forma de afrontar la novela evidentemente tiene que ser distinta y Scarrow lo hace de una forma estupenda, sin llegar a la maravillosa "Yo Claudio" se le asemeja bastante pues en ella se ven las luchas de poder entre las diferentes facciones de poder -el senado, Agripina, Británico, etc- como en esta, pero Scarrow mete escenas de acción vibrantes aunque no tantas como cuando son escenas de batalla  y de las que carece la obra de Robert Graves -y de la que veréis una influencia tremenda-.
Narciso se vale de nuestros dos amigos pero su fin está próximo y por eso los dos jóvenes soldados quieren alejarse lo antes posible de la corrupción de la capital y lejos de los tentáculos de Tigelino, la emperatriz, por ende de Narciso o del su viejo conocido Vitelio pues de lo único que pueden valerse es de su ingenio y su valor.
Las obras de Scarrow son siempre muy amenas y a pesar de se una entrega tan avanzada en la aventuras no pasa nada por leerla de forma aislada, te puedes perder algunos matices de la relación personal entre Cato y Macro pero en lo esencial no te pierdes lo importante. 
Deliciosamente documentada, no en vano Scarrow fue profesor de historia es muy fácil que os sintáis paseando por el foro romano o contemplando las luchas de gladiadores. No es la mejor de la serie pero si se puede decir que si diferencia claramente del resto y el mismo Scarrow lo aclara al final ahondando en lo que suponía el trigo de Egipto para la ciudad romana o en como usaban los espectáculos para tener contenta a la plebe, lo que nos demuestra que las cosas no han cambiado tanto, ¿verdad?.
Si tenéis chavales -y lo digo en género masculino- que se les atragante la historia me parece una herramienta formidable para que se acerquen a ella sin temor, no les servirá para aprender pero si les servirá para que tengan curiosidad, que sepan quien fue Claudio o Nerón, que es una falcata o ya puestos, ver como estaba organizado el imperio romano.

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