jueves, 8 de noviembre de 2012

Caída y Auge de Reginald Perrin



David Nobbs
Editorial Impedimenta
ISBN: 978-84-15578-16-1

Ya estoy de regreso de mi viaje por tierras andinas, pensaba que me daría tiempo en los huecos que me dejara el viaje a devorar muchos libros pero solo me "zampé" tres y este fue el primero de ellos y es que Perú puede consumirte más de lo que te imaginas.
Esta obra es un clásico de la narrativa británica, llevada a la pequeña pantalla como teleserie y de la que estoy seguro que algunos recordarán o a la grande en 1976 pero que yo no recuerdo, pero por lo que he investigado, ambas de éxito, la serie de TV estaba basada en la novela pero a partir de la idea original creo un personaje muy divertido y que crea una tienda de productos basura, en you tube hay capítulos de la misma por si tenéis interés en verla, a pesar de tener una imagen antigua no lo desmerece.
No debemos esperar una novela de humor desternillante, es más una obra de sonrisas cálidas y humanamente muy próxima pues muchos habrán tenido en mente esa loca idea de idear nuestro suicidio para empezar una vida de cero, una vida que por mucho que nos emperremos vuelve a ser de la misma manera, no importa que impedimentos haya o sueños tengamos que volveremos a caer en las mismas cosas.
La obra se centra en un personaje caurentón, Reginald, que tiene una vida monótona y aburrida, beso, cartera y consejo matutino, viaje en tren con el periódico y crucigrama correspondiente -de broma quiero decir que casi me recuerda a mi padre cuando los completa, mi padre no suele escribir frases completas pero cuadra las definiciones que da gusto, ojo, que suele tener buena mano y se le dan bien pero no queda sin completar ni uno-, un jefe incompetente que solo piensa en él y sin ningún escrúpulo y lo único que parece ser diferente es una secretaria que a pesar de estar casada vive los vientos por este anodino maduro.
Cierto día, no hay un motivo concreto, Reginald decide poner fin a esa vida absurda y comienza a diseñar su plan, una charla en un foro sobre expertos alimentarios acude Reginald invitado como representante de su empresas postres Lucisol, Reginald se bebe hasta el agua del florero y en lugar de hablar del tema divaga sobre un mundo injusto, después de ser apartado de malas maneras y aprovechando una jornada de pesca con el director de la empresa, Reginald procede a llevar a cabo su plan, vengarse de su jefe y simular su suicidio, se lleva un camión de la empresa cargado de colorante que depositará aguas arriba de donde se realizará el concurso de pesca y después de descargar el producto arruinando el concurso se dirige a la playa simulando su suicidio en el mar, curiosamente un inspector novato será el único que sospechará el verdadero fin de Reginald, antes este habrá escrito diversas cartas a sus seres queridos. Ahora solo falta inventarse una nueva vida, una nueva vida que al final se parece demasiado a la vida que tanto odia, convencido de que su esposa es la mujer de su vida termina por acercarse a ella, un acercamiento peligroso que puede poner en peligro todo su loco plan.
En su búsqueda de la felicidad, el propio Reginald cae en los mismos errores que le hacían infeliz.
La novela no es humor de carcajada, es un humor blanco muy estimulante donde al final descubres que las personas que crees que no se dan cuenta de nada son las que mejor aprecian las cosas -esposa de Reginald-,  Reginald sería un antihéroe moderno que al principio muchos les gustaría imitar, pero solo al principio.
Tanto éxito tuvo la novela que tuvo dos secuelas más, la primera no se hace pesada ni antigua, pero no esperéis carcajadas pero si instantes muy divertidos.

2 comentarios:

  1. Es la primera reseña que leo de este libro, que tengo pendiente en mi estantería. Espero disfrutar de ese sutil humor que cuentas. 1beso!

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    1. No esperes carcajadas, espera más sutiles sensaciones agradables, simpáticas, otras veces hasta surrealista; estoy recordando cuando se decide a engañar a su mujer con su secretaria y como tiene que fugarse por entre el jardín.
      Un besote.

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