Steve Hamilton
Ediciones Pàmies
ISBN: 978-8415433-10-1
Cuando una pequeña editorial publica un libro estupendo me alegro por partida doble, las grandes editoriales lo tienen más fácil pues llegan a cualquier sitio, inundan las estanterías de los lugares de ventas para que tus ojos se posen ese bodrio que se os está pasando por la cabeza y con ese bombardeo consiguen que libros maravillosos se queden escondidos sin que lleguen hasta nosotros.
Pues desde este espacio me niego a hacerles ese juego, vale que yo también consumo Best-sellers como todos, pero cuando los acabas y si eres crítico en muchos de ellos aprecias ese tufo del marketing que te deja un terrible sabor de boca.
He acabado esta formidable novela, si, formidable, sin paliativos y además editada por una editorial pequeña , he disfrutado como un cochino con su lectura, una novela que me ha tenido pegado desde la primera páginas hasta la última y que me la he zampado en tres días, debo decir que no me la quise llevar de vacaciones porque no quería cargar mucho peso en la maleta y por si se venia alguna obra conmigo desde Perú como así pasó luego y la empecé el lunes, cuando la empecé no era una carrera por acabarla, no, era una carrera para saber que pasaba, como pasaba, el por qué y todo ello envuelto en una trama atrayente y atrapante que te deja sin aire y sin palabras.
La fórmula no es original, pues intercala un pasaje del pasado con otro de un tiempo más actual, contado en primera persona, hasta ahí nada sorprendente; el personaje es un chico mudo con un pasado que no descubres hasta casi en el final y que para los acostumbrados a la novela nórdica hasta les parecerá "poca cosa" pero que a mi me parece suficiente, adecuado y nada de sobrecargado pues eso es lo que me pasa con casi todas las novelas de intriga nórdicas que para crear suspense se buscan cosa intrincadas, poco creíbles, retorcidas, etc, pues en este caso no van por ahí los tiros.
Hamilton ha creado una trama estupenda, con un chaval que no habla, no hay un motivo físico por el cual no pueda hablar, y que tiene un precioso don, un don que no pasa desapercibido a los peces gordos de los bajos fondos; inmerso en una tontería de juventud se ve obligado a trabajar para ellos para poder salvar a la única persona que le comprende y con la que se puede comunicar, una forma de comunicación que a mi me ha parecido deliciosa -ver el detalle de su primera entrega en la habitación de Amelia cuando está dormida- nuestro chico milagro, Mike, se encuentra preso mientras cuenta como se ha visto encerrado allí, nos cuenta su vida, su pasión por el dibujo y por descontado su facilidad para ello, su años de colegios en colegio especial hasta la llegada al instituto y conocer a su único amigo, sus difíciles relaciones con su tío -un tío que lo quiere y al que él quiere pero que no está preparado para ser padre de repente y que regenta una tienda de licores, sus habilidades manuales con las cerraduras o las cajas de caudales, como se ve relacionado con cuatro maleantes de la costa oeste que casi le cuestan la vida y me paro que a este paso os vais a perder la maravillosa aventura de leer esta novela.
La novela no es ñoña a pesar de la relación de Mike y Amelia y hasta suspiraréis por una aventura de ese calibre; es dura pero no te impactan los tiros o los muertos, pues no se recrea en esos detalles, pues lo importante es la historia de Mike, la historia de Mike y Amelia, la historia de un artista mudo, fiel, que tenía como don es dibujar en lugar de hablar y de abrir cajas fuertes en lugar de irse de bares.
Me ha encantado, os lo prometo, la he disfrutado muchísimo y creo que debería ser una récord de ventas pero en las fechas en las que estamos estoy seguro que venderá más J. J. Vázquez o María Teresa Campos -que sin desmerecer sus publicaciones- aunque tenga menos que aportarnos.
Hoy es el día de las librerías, pues quizás sea un buen momento para acercaros a por esta joya.
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