sábado, 21 de mayo de 2022

La Fórmula Preferida del Profesor

 



Yoko Ogawa
Editorial Tusquets
ISBN: 978-84-1107-126-0

Os presento uno de los libros que sin duda me ha dejado y me dejará huella, no hace mucho leí de este mismo autor el título "Policía de la Memoria" también editado  por Tusquets y que os recomiendo que leáis, pero este va ir un poco más allá, esta novela os ruego que la leías ya fuerais un mal estudiante de Matemáticas o no porque este libro trasciende ese pasado duro que algunos tuvimos al principio con esa materia, cosa que a medida que pasaron los años se fue enderezando y que sospecho que fue más bien porque me pilló pronto en edad y no por capacidad y dado que yo no tuve malos profesores de matemáticas, si no todo lo contrario, os pido que la leáis porque aunque el trasfondo es una novela de un profesor de Matemáticas retirado con una extraño problema en su memoria a causa de un accidente de tráfico en realidad es una novela de amistad, de respeto y de amar lo que enseñas, honestamente no se si los profesores de las distintas materias de hoy en día aman su profesión, es más yo sería un nefasto profesor seguro, pero el primer escalón a ser un buen maestro es amar lo que haces y seguro que todos tenemos en la memoria cientos de profesores que en el pasado nos las hicieron pasar canutas porque no eran capaces de enseñar o no les gustaba hacerlo.

Es una novela deliciosa, preciosista, delicada, hermosa, detallista, sencilla protagonizada por una asistenta de hogar y madre soltera que ha de servir en la casa de un catedrático de Matemáticas, una aparente tarea pero que encierra un problema, es un cliente difícil en la agencia donde trabaja esta mujer sin formación  pero que quiere sacar adelante a su hijo de 10 años, nótese que no hay nombres en toda la novela, solo la de jugadores de Baseball y el apodo del hijo de la asistenta, raíz cuadrada; la asistenta se reúne con la cuñada del profesor y le explica el sencillo trabajo que ha de realizar pero debe saber que el profesor solo recuerda los últimos 80 minutos de su vida, aunque si mantiene su memoria lúcida de muchos años antes hasta que en un accidente de tráfico tiene un golpe en la cabeza que le produce esa extraña patología; para hacerse el día más sencillo el viejo profesor se cuelga notas en la chaqueta para que así al día siguiente sepa que debe hacer, comer o tomar y así la asistenta entra en su vida, pero todos los días son el primer día para el profesor, con las mismas preguntas sobre su fecha de nacimiento, tamaño de pie, etc. que le sirven para que su relación sea cálida y cordial; cierto día la asistenta le dice que es madre y el profesor que es un hombre muy preocupado por la infancia le dice que lleve a su hijo después del colegio a su casa hasta el final de la jornada y con ello abrirá una bella historia de amistad y respeto que os enamorará sin duda; pero esto que parece sencillo en realidad no lo es, pensar que no recuerda nada de lo que ha pasado después de los 80 minutos transcurridos, algo que pone la paciencia a prueba a más de uno -yo entre ellos-.

La asistenta será despedida pero volverá a la casa a servir de nuevo al profesor tras aclararse cierto desacuerdo, donde será determinante un papel que el profesor da a su cuñada, única persona que pase lo que pase nunca olvidará, y en ese papel, uno como los cientos que le cuelgan de la chaqueta escrito a lápiz está la formula de Euler -os dejo el enlace de la wikipedia por si queréis leer de que va: https://es.wikipedia.org/wiki/Identidad_de_Euler , os confieso que yo no la recuerdo de mis primeros años de cálculo de la universidad y no creo que sea porque tenga la misma patología que el profesor.

Tres personas que se respetan, dos aficiones aparentemente dispares como el Baseball y la Matemáticas pueden hacer que la felicidad resida en esos pequeños detalles sin necesidad de grandes aspavientos o finales de película turca de A3, en un país tan distinto al nuestro como es Japón, con esa forma tan sutil que tienen los nipones para contarte lo cotidiano que lo hace tan entrañable y bello, Ogawa escribió una novela redonda y llena de humanidad. No os la perdáis.

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