En una Buenos Aires atemporal y distópica el hijo de un multimillonario, Erhardt, aparece muerto en una zona decadente que está sujeta a tensiones con las inmobiliarias porque quieren tirar abajo todo el barrio para levantar uno nuevo y más exclusivo, un joven que trata de ayudar a los más desfavorecidos en su lucha contra los poderes del estado, policiales e inmobiliarios; Erhardt mueve los hilos del poder para que el caso caiga en la manos de un fiscal al que poder manipular, Diego Saralegui, un abogado hijo a su vez de otro pez gordo que ha conseguido llegar a donde ha llegado gracias a las maquinaciones de su ya desaparecido padre, un hombre en caída libre al que acaba de abandonar su mujer, para ayudarle en sus pesquisas tendrá la ayuda del inspector Capitán, un tipo íntegro en ese oscuro mundo pero que esconde sus "debilidades" para evitar ser contaminado, la trama se irá desarrollando para estupor nuestro donde veremos que la gente de a pie no tiene defensa contra estos tipos, que cuelgan la tarjeta de culpable a quien quieren y por el motivo que sea con tal de salirse con la suya y de ese modo un mafioso culpable de lo que quieras, será acusado de un asesinato que no ha cometido, Indio, un tipo que mantiene el control de los bajos fondos y que su desaparición puede suponer más problemas que beneficios, su pareja, Julia, luchará por su libertad tratando de seducir al primero fiscal y luego juez, Diego Saralegui gracias a las maquinaciones de Erhardt, viviremos con estupor que lo que parece una fantasía puede ser algo real en cualquier momento y ciudad del mundo, pues no estamos capacitados para defendernos de ciertos poderes. Y como algo que todos sabemos pero no está escrito en ningún lado, veremos como todo está relacionado, que las cosas no son porqué si, todo tiene un motivo y no me refiero a los mantras de Coelho que tanto me espantan.
Personajes corrompidos que tienen la capacidad de joder la vida de cualquiera son los que llevan la batuta, un estado que por su cuenta aplica la violencia sin control y sin tino -o con tino pero no con la idea de que sea lo que beneficie a la sociedad- y contra la que se enfrentan los otros poderes de los bajos fondos mientras la gente sufre, se empobrece y muere, metiendo en la cárcel a pobres y sin medios mientras ellos campan a sus anchas, seguro que más de uno y una ya ha hecho paralelismos, no creo que nuestra sociedad se mueva en esos parámetros pero debe servirnos para estar atentos, para hacer valer nuestros derechos y esto no es decir no a la mascarilla por el COVID, podemos entonces plantearnos si puede pasar esto en nuestros países o ciudades, sinceramente creo que no pero no lo digo con la certeza que debería tener porque el asunto de los fondos buitres y la venta de las casas de la CAM me huele muy mal, por ejemplo, y seguro que se os ocurren mil casos más.
No os la perdáis, de verdad que es una experiencia gratificante cualquier obra de Ernesto Mallo, atentos a como escribe los diálogos de los personajes -me refiero a la forma-, de ser alguien con la posibilidad de proponer para el premio Cervantes sin duda mi candidatura sería para Ernesto Mallo porque tiene la virtud de describir novelas que llenan, que trasportan, que te hacen retorcerte en la silla -puf como he disfrutado con la escena del aeropuerto y la vez que se encuentran Erhardt y su exmujer al final de la historia, he saboreado hasta el acto final de integridad de ella que me ha roto enterito-, en pocas palabras, gracias, muchas gracias por tan hermosa -pero dura- novela.
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