sábado, 19 de octubre de 2019

Un Hombre-lobo en El Rocío



Julio Muñoz Gijón
El Paseo editorial
web: www.elpaseoeditorial.com
ISBN: 978-84-945509-2-8

Julio Muñoz Gijón alias "el Rancio" ya es un fijo de este espacio, un fijo por derecho y porque desatasca las mentes cuando tu líos y jaleos hacen que no puedas pensar en otra cosa. Todos estaremos de acuerdo en nunca le darán el Nóbel de literatura pero deberían dárselo al de medicina por mejorar la salud mental de la gente y esto que digo no es broma aunque lo parezca.
Aviso a navegantes, el libro se lee en un suspiro y crea adicción.
Con los mismos mimbres y protagonistas, Villanueva y Jiménez, tendrán que resolver unos terribles crímenes de los que el primer caso será el famoso creador del megáfono de "El tapicero", seguro que todos lo recordáis, asesinado de forma cruel y salvaje; el segundo el inventor del gotelé y todos los crímenes van firmados por KTR, es decir, "kill the rancio", vamos que si tienes ambientador de pino en el coche o tomas un carajillo por la mañana en el desayuno lo llevas jodido. En una carrera contra reloj, Jiménez con todo los amante de los "rancio" que es deberá infiltrarse en grupos de modernos que luchan contra todo lo antiguo, ya sean corridas de toros o El Rocío, donde se darán situaciones cómicas ya típicas de este ingenioso escritor y que podrían dar al traste a la relación de Jiménez con Triana -ver entradas anteriores-. Algunos golpes son de traca y más con la personalidad de Jiménez en el grupo tan particular al que va a ser infiltrado, no os perdáis algunos de sus componentes: animalistas, almas de gimnasio, veganos, etc. y entre todos ellos, un taurino que ama el jamón, que el mayor ejercicio que ha hecho en su vida es abrir una Cruz Campo, que vive la semana santa y que solo tiene como contrapunto que vive con una transexual, esa será su principal baja para ser el agente infiltrado.
Si mi memoria no hace aguas, en otras novelas el peso de la investigación corre al cincuenta por ciento, pero en esta, al ser Jiménez el infiltrado el peso de la acción y de la novela cae sobre él, considerando que Villanueva es su contrapunto y el que le aporta cierto equilibrio, casi temes por la integridad del primero cuando se encuentra sol e infiltrado, pero hasta donde puedo contar, consigue salir con bien de los obstáculos que le plantean, aunque sea una botella de fino entera metida a la fuerza por el gaznate.
Julio Muñoz dará pequeños giros a nombres, cosas o lugares que contribuyen al divertimento general y que son fácilmente identificables, con una buena química entre estos dos policías tan dispares y bienavenidos que acuérdate tu de Mulder y Scully.
Como todas las novelas de Julio Muñoz, esta también es cortita, ambientada en lugares que todos hemos podido visitar o pasar por lo que la ambientación se hace muy familiar -a mi me pasó con la anteriores novelas y los lugares de Sevilla que cita-, a diferencia de otras veces, esta es una novela interactiva, es decir que si no quieres que se desarrolle de una manera, te manda seguir la lectura en otro capítulo y así varias veces lo que contribuye al jolgorio en la lectura y la historia.
En resumen, humor, sonrisas, calor y divertimento, ¿quién va a decirle que no a algo así?, una trama bien trazada y con un final inesperado que promete días de gloria en la lucha entre modernos y rancios en el futuro.

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