sábado, 27 de abril de 2019

14 de Julio



Éric Vuillard
Tusquets Editores
web: www.tusquetseditores.com
ISBN: 978-84-9066-642-5


Otro de los premios Goncourt de novela que traigo de nuevo, el anterior también tenía un fondo histórico pero se situaba en la primera guerra mundial, esta vez nos vamos a las calles del París previos a la toma de la Bastilla, hablamos del día que se toma como arranque de la revolución francesa; en este blog ya tenéis una obra de este autor pero editada por Errata Naturae y de una temática completamente distinta, "Tristeza de la tierra".
Contexto histórico, antes de hablar de la situación en la Francia de fínales del siglo XVIII me gustaría llamar vuestra atención de que la guerra de los 30 años en el siglo anterior se vio afectada por un pequeño periodo glacial en Europa que hizo que hubiese peores cosechas, mayor mortandad por el frío y en consecuencia, los conflictos tuvieron un cariz que nunca antes tuvieron, he mirado al respecto sobre el final de siglo XVIII y no he encontrado nada pero si que las arcas francesas estaban exhaustas por su participación en la guerra de independencias de los Estados Unidos, eso llevo a que el pueblo francés achicharrado a impuestos, pasaran momentos terribles, con hambrunas generalizadas de las que las altas esferas estaba libres, la nobleza y el clero, y los diferentes ministros de Luis XVI no sabían como poner coto a una inflación galopante que encendía aún más a unas masas de gentes huidas de los campos a las ciudades que no tenían que llevarse a la boca; sugiero que leáis la entrada de la Wikipedia porque la toma real tuvo mucho de simbólico y poco de efectivo porque apenas había presos en la cárcel en ese día.
Vuillard lleva a la gente sin grandes nombres a las calles de París, a los alrededores de la cárcel de la Bastilla en búsqueda de pólvora para poder defenderse de un inexistente ejercito real que iba a la capital a acallar a los hambrientos en sus protestas contra el poder real, la corte vive en Versalles ajena a todo ese malestar, o mejor dicho, sordo a ese malestar, mientras ellos viven una vida de dispendio y derroche que no hace más que alimentar el descontento general. Panaderos, sastres, soldados reales o taberneros se dirigen al único lugar en el que proveerse de armas para poder luchar, para ello tendrán que acabar con los mercenarios suizos que guardan el arsenal y a los presos.
Veremos un catálogo de nombres como si estuviésemos en una charla de taberna, contando que estuvo tal o cual, como calló el sastre de un tiro o como tu vecino se abría paso entre los disparos de los soldados de la torre; creo que la sucesión de nombres causa un efecto de realidad a modo de charla que contagia pero luego se hace un poco pesado y quizás debería haberse "reprimido" porque leer series de nombres franceses hace que pierdas un poco de interés, en esos nombres Vuillard mezcla a seres de toda condición, antillanos, agricultores venidos de otros lugares porque París ya es un monstruo de ciudad que ha crecido de forma desmesurada sin que los mandamases municipales puedan hacer nada, porque París es un personaje más en la toma de la Bastilla.
Algunas escenas parecen sacadas de "Los Miserables" y algunos personajes bien podrían ser de cualquier obra de Víctor Hugo, todos son imprescindibles pero ninguno por si solo lo es, todo ellos hacen conciencia de que en sus manos está un futuro que solo a ellos compete y no a una corte que vive ajena a sus necesidades.
Aprovecho la ocasión y si alguien conoce algún libro de novela histórica o de historia pura y dura recomendable sobre la revolución francesa lo agradecería infinito.
La novela es cortita, amena y de fácil comprensión y asimilación, como apuntaba antes, seguro que alguno pensará en "Los Miserables" o "Germinal" pues tiene cierto aroma cinematográfico.

2 comentarios:

  1. Lo tengo pendiente de lectura. La verdad es que me apetece muchísimo. Besos

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    1. Te va a sorprender, si le quitas ese pequeño detalle que comentaba en uno de los capítulos de una sucesión de nombres y apellidos, creo que es un relato corto muy interesante, quiero que notes el detalle de hacer ver que París es un universo en si mismo, con una mezcla heterogénea de personas de casi todo el mundo, un antillano, un vizcaíno o uno de Reims, es lo de menos, refleja muy bien su condición de pueblo y en esa mezcla no hay colores, hay solo un sentimiento de hartazgo contra las penurias y el hambre. Ya me contarás.

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