sábado, 9 de marzo de 2019

Terror



Ferdinand Von Schirach
Ediciones Salamandra
web: www.salamandra.infowww.schirach.de
ISBN: 978-84-9838-905-0

Quitando un par de obras de Shakespeare que publiqué en el blog en el pasado, no ha habido más entradas de teatro hasta hoy que os traigo esta obra de un escritor del que si he publicado cuatro entradas antes y que tienen que ver con su profesión de abogado criminalista y de las que saqué un excelente sabor de boca.
Esta obra de teatro es muy curiosa porque el propio autor deja el final abierto para que los espectadores decidan el final de la trama de manera que cuando lees el texto, tienes los dos finales alternativos dependiendo de lo que haya elegido el público.
Como obras anteriores de Von Schirach no puede escapar de su poso como abogado criminalista, pero tranquilos no te pierdes con lenguaje legal que es tan enfarragoso e incomprensible para el común de los mortales y toda la obra transcurre en un juicio, juicio al que es sometido un piloto de un Typhoon de la Luftwafe que derriba un Airbus A320 con ciento cuarenta pasajeros a bordo después de haber sido secuestrado por un terrorista islámico. La obra discurre a lo largo del litigo, con las defensas exponiendo sus motivos para que sea absuelto y la fiscal con los suyos por los que debe ser condenado; Lars Koch que así se llama el piloto es un hombre modélico, con una capacitación ejemplar para ser piloto por notas y aptitudes, él es el que está escoltado el Airbus secuestrado junto a otro caza más que no interviene en la trama cuando se dirige hacia el estado de Múnich donde se está celebrando un partido de fútbol internacional entre Alemania e Inglaterra con el estadio lleno, Lars Koch solicita instrucciones sobre que hace pero no es autorizado a disparar el misil que al postre derribará el avión civil; Lars procederá como mandan los protocolos internacionales cuando un avión no responde, avisos, disparos de intimidación pero no surte efecto, solo cuando se vea en el punto de no retorno debe decidir si derribar a ese avión lleno de inocentes o no, el ministerio de defensa no le autoriza a hacerlo pero contraviniendo las órdenes dispara un SideWinder que derriba el avión antes de que se estrelle contra el estadio.
Lars es detenido y llevado a juicio y es ahí donde empieza la obra de verdad, ¿declaramos inocente a este piloto que salvó a 60000 espectadores pero tuvo que matar a 140? o ¿le declaramos culpable por derribarlo estando lleno de persona inocentes?
Todo esto viene a cuenta a la discusión que mantuvo al respecto el tribunal constitucional alemán sobre una ley que aprobó el parlamento alemán pero lo mejor es ver como reaccionó el publico pues este texto se llevó a la televisión, no voy a contaros el resultado pero estamos ante un dilema ético de proporciones enormes.
La duda que se me plantea a mi es que hacer cuando el estado deja de realizar sus funciones de proteger a sus ciudadanos pues "para vestir a unos desviste a otros" y con esto os estoy dando demasiadas pistas de uno de los argumentos; la verdad es que es muy difícil la elección porque al final terminamos pensando con las tripas en lugar de con la cabeza y también me acuerdo precisamente de un caso de un secuestrador en Alemania que la policía no abatió y que terminó asesinando a la mujer que tenía de retén y que causó un revuelo tremendo.
La obra es muy cortita, os la leeréis en un suspiro, es ágil, no se os atragantará, quizás la parte de las conclusiones del abogado defensor y fiscal con algunos de los argumentos legales pueda empacharse un poquitín pero tranquilos, no hay problemas con superarlos y comprenderlos.
El libro acaba con una interesante conferencia sobre el precio concebido a Charlie Hebdo sobre los límites del humor, no estoy muy de acuerdo sobre algunos postulados que presenta porque al amparo de hacer humor, se puede ofender de forma gratuita a una minoría -o mayorías- sin que esas personas tengan opción de "defensa", lo curioso es cuando se les dice que es posible que con ese chiste o broma han ofendido a mucha gente, en seguida apelan a su libertad de expresión como si la libertad de expresión diera el permiso a hacer daño a los demás, bueno que me pierdo y esto es solo la parte final del libro.
Si alguno quiere saber que haría yo, que me pregunte, pero que sepa que tengo una solución diferente a las dos propuestas.

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