sábado, 5 de junio de 2021

Servicio de Lavandería

 



Begoña M. Rueda
Ediciones Hiperión
ISBN: 978-84-9002-178-1


En un años normal y corriente como el 2019 este libro habría sido adquirido en la Feria del Libro de Madrid pero como llevamos dos años que no tengo ni idea de como los recordaremos dentro de mucho tiempo, pues me ha tocado adquirirlo en librería del barrio, es como no podía ser de otro modo, el premio de poesía de Hiperión de este año, todos los años me gustaba parame en su caseta y dejarme aconsejar por la dama que atiende al público y siempre he hecho caso de sus recomendaciones y nunca, nunca, nunca me ha defraudado, siempre que me ha recomendado algo he salido flotando como un pajarillo recién salido del nido en primavera; este extraño año al igual que anterior no he tenido la suerte de gozar de sus recomendaciones y vaya por delante, me hacen falta porque no se si me habría recomendado este poemario en este momento, pero vamos a ponernos en situación, estamos en plena pandemia, esperando ser vacunados, con unas depresiones de caballo que unos las llevan mejor que otros, yo en lo personal hasta esta semana, de médicos dichosos, en una palabra, que necesitaba leer algo alegre, cascabelero, colorido y que me oliera a futuro y estimada Begoña, te ha salido un poemario duro, muy crítico y que ha puesto nombre a las cosas pero no se si era eso lo que yo quería o necesitaba leer; esa catarsis que ha hecho a la autora al escribir sobre la pandemia, los enfermos, los fallecidos, los que limpian nuestras sábanas en el hospital y de los que nadie parece acordarse porque solo vemos a los médicos y las enfermeras son un ejemplo de como nos ha afectado a todos, de un todos juntos al sálvese quien pueda, esta mierda de COVID nos ha puesto una prueba que desgraciadamente no hemos superado, superaremos o los que lo hagan la enfermedad pero que de esto íbamos a salir mejores que nos vendían los gurús radiofónicos no se lo cree ni el Tato. 

Este es un ejemplo de que solo nos miramos la pelusilla del ombligo nosotros, que no pensamos en todos los que están detrás, que los beneficios económicos priman hasta para vivir o morirse y lo vais a leer sin excesos líricos, llamando a las cosas por su nombre por eso advierto antes, si no estáis con el ánimo muy alto, esperar a leerlo, porque la crudeza de lo que narra Begoña es como un cuchillo afilado cortando carne y lo hace con todo, desde una sábana sucia de un recién fallecido a su envidia por unas flores recibidas por una compañera que ella esperaba de su chica; solo en uno de los poemas no me ha exprimido el corazón hasta dejarlo seco y me ha dejado un sorbo a la esperanza, cuando escribe de los peques del hospital quizás como dice ella son menos por fortuna.

Cuando vemos un episodio de nuestra serie favorita, ese tras las cámaras, vemos el esqueleto de los actores, los platós, etc., este es un episodio detrás de las cámaras que nunca veremos, que nunca no enseñaran pues de hacerlo no mostrarán donde el médico hace la guardia, la enfermera toma café pero no donde y quienes limpian nuestras mortajas, nuestros pijamas ridículos de hospital que nos dejan el culo al aire -no, que llevamos ropa interior y lo se porque me ha tocado llevar uno hace poco un fin de semana entero- y que forman también parte de ese engranaje que es la sanidad, por esos personajes sin rostro que seguro que por un sueldo de mierda, anónimos y subcontratados hasta el infinito, Begoña reclama un momento de reflexión, pues ellos también son necesarios.

El formato como os decía no precisa de palabras rebuscadas, hipérboles dramáticas o metáforas incomprensibles, la realidad es mucho más cruda que todo eso y Begoña con acierto lo plasma de maravilla; estructurado como una programa de lavadora con Prelavado, Lavado, Aclarado y Centrifugado veréis que lo poemas no tienen título, solo una fecha; con todo veréis como cierta semejanza con el programa del lavado llevan los poemas escritos. Como siempre suelo señalar un poema o varios, el que más me ha gustado ha sido el del 27/03/2019 que comienza con "Mi compañera Trini es una señora ..." y el epilogo del centrifugado "Escribo estos poemas ..."
Eso si, y lo advierto una y otra vez, que no os pille con las defensas bajas y no ganaréis para Diazepam o como narices se escriba; a mi lo hizo y creo que no lo he disfrutado como debiera.

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