sábado, 10 de junio de 2017

El Caballo Negro



Craig Johnson
Ediciones Siruela
ISBN:978-84-16638-87-1


Quinta entrega de sheriff Walt Longmire pero para mi la primera y seguro que no será la última porque esas escenas de Wyoming, indios cheyenes y policías que tienen que fiar a su buen criterio los hechos para resolver los casos porque CSI y familiares se ven muy bien en la televisión pero no en un lugar que la distancia entre pueblos o casas se mide en muchas millas, me seduce y mucho, reúne muchos de los tópicos que podemos imaginar de los hombres de las grandes llanuras, si, esos que votan al nefasto de Trump pero algunas cosas que reflejan estos habitantes son interesantes.
Por cierto sabía que había una colonia de vascos por esos andurriales pero no sabía donde, pues ya lo sé.
Nuestro protagonista es Walt Longmira, sheriff de Durant, un pueblo en Big Horn en el condado de Absaroka, hijo de un herrero cheyene que murió atropellado por un tren, vive en la tierra de sus mayores pero no en el rancho de su padre -aún desconozco el motivo- que tiene arrendada a una familia de la zona, con sus 50 años pero quizás cansado de su trabajo y que en esta ocasión se tendrá que enfrentar a su reelección como sheriff de nuevo, ya se sabe como funciona este sistema en los EEUU que en nada se parece a nuestro país. De carácter pausado, es como el can que le acompaña y al que llama simplemente "perro", no suelta el hueso ni a patadas; como muchos investigadores, se fía de su instinto para seguir las pistas y sus jefes también se fían de su buen criterio para darle casos aparentemente difíciles o aparentemente claros como en esta novela.
Puede decirse que encarna los valores que se le presuponen a esos pioneros del oeste, a los que explotan granjas aisladas y que se desplazan casi mejor a caballo que en 4x4.
Un protegido por el FBI Wade Brasad, un tipo que parece tener un imán para crearse enemigos, prende fuego al establo de su rancho, en ese fuego mueren los caballos de su esposa, Mary, y esta en venganza le pega seis tiros por lo que es encarcelada en la cárcel de Walt Longmire, pero una conversación con un colega le incita a investigar y esclarecer lo que parece un caso de manual.
Vestido como un agente de seguros, se encontrará con su viejo amigo Henry Oso en pie que tendrá que evitar descubrir su tapadera,  se hospedará en un pueblo cercano donde conocerá a una emigrante ilegal guatemalteca y su hijo, a un vaquero leal de los de antes, de los de la películas del oeste pero demasiado amigo de la botella o un borrico aprendiz de boxeador que resultará otra cosa muy distinta después. A medida que pasa el tiempo Walt descubrirá que el difunto no tenía precisamente amigos en la zona por lo que la muerte a manos de la mujer es cada vez menos creíble.
La novela reúne las características típicas del género, una mujer sin esperanza y solo un hombre contra todas las pruebas, si a esto lo adornas con paisajes del oeste, con terrenos áridos con caballos, bares donde se mira mal a los extraños, o donde la confianza se gana a fuerza de tiempo, el resultado es de lo más atractivo.
Estoy seguro que me he perdido muchos matices de este sheriff por no haber leído novelas anteriores como por ejemplo la relación con su hija que le ha anunciado que la han pedido en matrimonio, su paso por Vietnam que recalca siempre que puede, la pérdida de su rancho o las relaciones con sus compañeras de trabajo como Vic.
En fin, un tipo más al que conocer porque me ha resultado simpático novelísticamente hablando y del que seguro caerán más novelas porque los títulos que he visto son de lo más atractivos.
Es una novela cortita, muy ágil y que te mantiene en vilo, quizás la parte de la persecución se alarga mucho comparada con otras partes de la novela pero como sarna con gusto no pica, pues nada, a disfrutarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario