Douglas Adams
Ediciones Anagrama
ISBN: 978-84-339-7680-2
Llego a la cuarta entrega de la "trilogía" protagonizada entre otros por el terrícola Arthur Dent, en un cambio de registro de Adams nos encontramos con una historia de "amor" y digo bien, "amor" y cambio de registro; si raras os parecieron las anteriores aventuras de Arthur os chocará esta entrega eso si, diferente y preparando el salto para lo que puede deparar la última entrega; más directo por las formas o el pretendido objetivo de Arthur que se enamora de una joven que va viajando dormida en una furgoneta con su hermano, Fenchuch, se hace menos rara precisamente por eso, porque el amor parece que ha llamado a su puerta; hasta el neurótico Marvin -mi protagonista favorito de la serie- se comporta de una manera menos extravagante y depresiva, ays que me lo devuelvan por favor aunque viendo el desenlace lo veo complicado.
En esta entrega echareis de menos un poco de menos a Ford Prefect que si sale pero no acompaña a nuestro aventurero galáctico y que le busca telefónicamente desde no se que galaxia y de la que se podría entresacar la conversación que tiene con las operadoras con las que habla tratando de que le conecten con Arthur, es que me recuerda a nuestros servicios de atención telefónica que tenemos ahora; Marvin aparecerá al final donde morirá feliz después de ser 37 veces más viejo que el universo conocido después de que le hayan cambiado todas las piezas repetidas veces y tras pronunciar la frase del creador "creo que me siento bien" y en con el que se encontrarán viajando como polizones junto a Ford Prefect y Fenchurch hasta el planeta donde está escrito el mensaje final de Dios; debo señalar que ciertos argumentos empleados en anteriores novelas vuelven a aparecer, como el número 42 o la célebre guía del autoestopista galáctico; el caso es que Arthur cae en un planeta donde está lloviendo copiosamente haciendo autostop, poco a poco reconoce que al planeta que ha ido a parar es a la Tierra y que no ha sido destruida por lo vogones pero lo que si ha pasado es que han desaparecido los delfines, cuando llega a su casa, atascada su puerta de publicidad del tiempo pasado -8 años en tiempo real, indefinido para nosotros como lectores en esa nueva realidad pero aparentemente después pero sin que hayan destruido la Tierra- recibe un regalo, una pecera en la que puede leerse "Hasta luego, y gracias por el pescado"; la aparición de Fenny, Fenchurch, en la vida de Arthur será todo una novedad, le veremos moverse torpemente para ligar con ella y con la que viajará hasta California para saber que ha pasado con los delfines entrevistándose con Wonko el cuerdo, la enseñará a volar o hará el amor mientras vuelan sobre Londres, todo ciertamente muy Monthy Phyton -por cierto que van a volver a actuar juntos-.
Por ciertas críticas que he leído al respecto de esta entrega, parece ser que Adams fue "forzado" a entregarla antes de tiempo y en ese instante sufrió cierto cambio con respecto a como veía la tecnología, confieso que o bien para mi ha pasado mucho tiempo o no me he dado cuenta, no la veo escrita con desgana por lo que se refiere a la primera afirmación aunque si es más directa y respecto a la segunda, pues no veo ese cambio o quizás es que veo tan humanamente delicioso al ya difunto Marvin que no soy capaz de verlo.
Me queda una entrega que caerá dentro de un tiempo, más que nada porque la pila de libros pendientes está sujeta por un extraño equilibrio y no se si se me caerá en la cabeza.
Solo para los que se hayan leído las otras entregas o sino no se enterarán de nada y a veces, los que nos leímos las anteriores, tampoco nos enteraremos de nada, jeje, así es el humor de Adams.
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