sábado, 9 de noviembre de 2013

Los Años de Peregrinación del Chico Sin Color



Haruki Murakami
Tusquets Editores
ISBN: 978-84-8383-744-3

Os traigo la última de Murakami, el eterno candidato al nóbel de literatura y amado y odiado a partes iguales y entre los que me encuentro entre los primeros.
Estamos ante una novela más corta si la comparamos con otras de su puño y letra, menos "enajenada" que otras obras anteriores y en la que es fácil que el lector pueda asumir en primera persona las penalidades de Tsukuru; una historia creíble, fácilmente transportable a cualquiera de nuestras vidas y creo que en eso estña la grandeza de este nipón, la de transportarnos a cualquiera de sus personajes para que vivamos la historia en primera persona.
A diferencia de otras obras de Murakami estamos ante un final maravilloso, abierto, un final para el que le buscaremos cada uno de nosotros  una continuidad, pues cada uno de nosotros imaginaremos una solución diferente para esa cena entre Tsukuru  y Sara ese tercer día. Acostumbrado a los universos que crea Murakami, estamos con uno más próximo, estamos con un universo más lógico y más "normal", notar que entrecomillo la palabra normal y digo esto por dentro de la imaginación de un escritor la palabra normal debería estar prescrita.
Pensaba citaros una frase del libro pero me ha inspirado tanto que he tenido una "diarrea" creativa y me he puesto a escribir como un mono loco aunque no se quedará de esa cita mañana por la mañana, ya lo veré en mi otro blog de rimas esquizofrénicas, quiero deciros que tenéis ante vosotros una novela con típicos personajes solitarios de Murakami que buscan huir de su soledad, personajes que tienen problemas de soledad como tenemos todos nosotros todos los días, de transición de la juventud a la etapa adulta con los cambios tan radicales que ello supone, y todo sin tener que recurrir a una luna verde o un investigador loco pues Tsukuru es un joven que quiere estudiar para diseñar estaciones de tren, un joven que tiene cuatro amigos que son inseparables y que juntos se sienten fuertes y únicos, quitando el detalle de las estaciones de tren, cambiarlo por vuestros sueños de juventud y seguramente os podréis ver en algún momento de vuestras vidas.
Soldedad, amistad, ganas de morir, la sexualidad que brota en nuestros sueños deseando secretamente a nuestras amigas -o amigos, según sean vuestros deseos y no me preguntéis pero podría hacer una lista de al menos dos amigas con las que soñaba siendo yo un muchachito sin barba todavía-, la sensación de no ser parte del mundo, ¿no os recuerdan vagamente vuestros años de juventud?, pero como todo en esta vida, hay un momento que algo te obliga a moverte, algo que te hace que reacciones y esta es una historia de esas.
Partimos de ciertas constantes de todas las novelas de Murakami, un joven herido, Tsukuru, que ha sufrido un terrible ruptura con sus amigos de toda la vida por algo que el desconoce pues cierto día quieren dejar de verle sin ninguna explicación, un joven sin deseos de vivir y que sin embargo sobrevive, crece, se hace adulto y se sobrepone a esa terrible ruptura y debo recordar lo que puede suponer para nosotros en ciertas edades que los amigos no quieran volver a verte, tras dar un cerrojazo en falso, Tsukuru conoce a nuevos amigos y amigas, nada especial por ese miedo al rechazo hasta que conoce a Sara que le obliga a enfrentarse a esa ruptura sin explicaciones; cargado de cierto valor se decide visitar a sus viejos amigos, amigos que tras la ruptura de ese idílico grupo han seguido sus vidas con más o menos fortuna pues todos ellos han cambiado, el jugador de rugby ahora es vendedor de Lexus, Ao, Aka forma ejecutivos y Kuro se ha ido de Nagoya para casarse con un finés a vivir de hacer platos de cerámica y Shiro, la "culpable" de la ruptura ha muerto estrangulada en su casa. Un grupo de amigos que curiosamente tienen un color en su nombre, cosa que Tsukuru no tiene y por lo que se siente desplazado en ese grupo tan unido.
La vida de los tres amigos vivos va a seguir un guión, el que las vida les depare pero el de Tsukuro no, nos deja un final abierto para que nosotros decidamos que queremos para él, sólo nos limite el aire entre los abedules y por eso el final de esta novela es perfecto y una novela más redonda que otras de Murakami.
Como todo personaje nipón, los personajes de Murakami son contenidos, no son dados a derroches latinos de muestras de afecto, son pasionales pero comedidos, sensibles -aunque algunos no se den cuenta de las evidencias más claras-, es una escritura muy cuidada, muy descriptiva, con detalles que te sumergen en un todo como por ejemplo las piezas musicales de Listz que por cierto le martillea en la cabeza si encontrar una explicación lógica a esa evocación salvo que sea por la afición de Shiro por el piano.
Si no habéis leído nada de Murakami creo que es una novela perfecta para acercarse a él, no se hará tan cuesta arriba como 1Q84 por ejemplo y no costará seguir la historia, digamos que es más ligera pero también más civilizada.

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