Ferdinand Von Schirach
Ediciones Salamandra
ISBN: 978-84-9838-552-6
Llego a un número mágico dentro de este pequeño espacio, es mi entrada número 200, heredero de otro espacio mucho más pequeño del que no he podido nada más que guardar el listado de los títulos que cayeron por mis manos y de los que probablemente sólo se acordará Carmina.
Esta es la primera novela de Von Schirach pero los asiduos recordarán dos libros de relatos cortos de este mismo autor que a mi me causaron sensación, sus formas y brevedad son sus armas, un lenguaje claro, detallista tanto que no parece de un profesional de la abogacía en el que incluso cuando explica una ley -la que sirve de estudio en la novela- es clara y no hace falta entender nada de leyes para comprender.
El protagonista de esta novela es un prometedor abogado joven, Leinen, que se apunta al turno de oficio para poder cumplir su sueño de ser un buen abogado y no un chupatintas de oficina y que tiene por "suerte" defender a un hombre que ha matado a un rico e influyente hombre de negocios sin un aparente motivo para hacerlo, para complicar la situación la víctima está vinculada con el joven Caspar Leinen y en ese juego, conoces la infancia de este abogado, sus amistades y amores de juventud mientras trata de esclarecer el asesinato y la poca disposición de Collini que no quiere declarar y tampoco quiere defenderse.
Solo con el transcurso del pasar de las páginas, Fabrizio Collini se vuelve una persona de carne y hueso, un hombre golpeado por los rigores de la guerra y después por la burocracia legal y los artificios que hacen algunos mandamases para librarse de todo y esto es motivo de reflexión porque lo estamos viendo aquí con esa vomitiva ley de la amnistía fiscal de hace bien poco, pero vamos a la novela que no quiero envenenarme con las ideas de ciertos políticos patrios.
Como siempre digo, no es necesario buscar un malo con terribles problemas metales para hacer un formidable relato, basta tener una buena idea y tejer una buena historia, lo otro me parece artificial y carente de imaginación.
Como en las otras obras de Schirach la línea entre el bien y el mal es muy difusa, nada es tan blanco o tan negro como nos lo cuentan o vemos y basta con señalar la conversación que tiene con el abogado de la acusación, Mattinger, cuando dice que sólo conoció a dos hombres decentes, uno muerto hace 10 años y el otro internado en un convento y todo en una relación de admiración por parte del abogado novato pero cordial y sin disputas cuando se enfrentan en el estrado.
No debemos olvidar de que Schirach es nieto de un nazi convencido y condenado en Nuremberg y eso explique muchas cosas.
El papel de Leinen tiene mucho de Quijote, un hombre en busca de la justicia, seducido por cantos de sirenas de bufetes de prestigio o los besos de un amor de juventud pero el no ceja, tiene claro que a pesar de sus primeras dudas sobre si defender a Collini o no, el si quiere ser un buen abogado debe aislarse de su yo individuo y defender a esa persona y si leéis la novela, es que no quiero destriparla porque si cuento más os la desgracio, defenderlo por encima de todo en pos de la justicia, una justicia como concepto humano, real y tangible; digamos que sales como cuando ves una película de esas de abogados donde al final ganan los buenos y quieres hacerte abogado a pesar de que el latín te suene a chino o la única ley que te aprendiste de memoria es la de la Boyle-Mariotte de los gases perfectos.
Como protesta personal pero lógica dentro de la construcción de la trama, Leinen visita un archivo que le ayudará a resolver el caso pero que no sabes de que se trata hasta el final y eso es "malvado" por su parte.
En resumen, una gran novela, cortita, intensa, que te deja sabor agridulce -ideal, para que no separes los píes de suelo- y con ganas de seguirle la pista, si es que sigue con la saga, a este abogado; creo y tal como están las cosas, que va a ser a único alemán que le seguiré la pista.
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