sábado, 2 de junio de 2012

La Ceremonia del Masaje



Alan Bennett
Editorial Anagrama
web: www.anagrama-ed.es y http://theofficialpageof.com/alan-bennett
ISBN: 84-339-7014-3

Ya el año pasado os "castigué" con un libro de relatos de humor de escritores ingleses que sería imposible que localizaseis pero he preferido portarme bien y he buscado algunos de ellos editados por Anagrama y leérmelos enteros y compartirlos. Dentro de esos once relatos hubo tres que me llamaron mucho la atención y el de Alan Bennett era uno de ellos y ni corto ni perezoso lo busqué/encontré en la feria.
Lo primero que hay que saber es que es un libro muy divertido, lleno de esa flema tan británica que a mi me gusta en los libros de humor, es un libro muy desinhibido, nada dogmático o moralista y todo esto se debe a la forma de vida que tiene y lleva Alan Bennett, pero no leerlo dejándose llevar por su vida sexual sería un crimen.
Alan Bennett es un escritor de éxito en las islas británicas y dejó su anterior profesión de docencia para dedicarse a su verdadera vocación para suerte y disfrute nuestro.
En esta novela, nos llevan a un funeral donde se rinde homenaje al Sr. Dunlop a Clive a Alan y a John entre otros, en fin, que todos lo conocen de mil formas distintas, el caso es que en la esquela ponía Clive Dunlop y muchos van a esa última reunión para alabar su figura, muerto de forma enigmática en Perú todos irán descubriendo que no conocían nada a este masajista que le daba tanto a la carne como al pescado, que tenía contento desde actrices famosas a párrocos de pueblo.
Políticos, secretarias de políticos, actrices, músicos, estudiantes de geología, matrimonios y todo lo que os podáis imaginar pues las manos de este masajista habían tocado de todo y en cualquier sitio o si no ver la lista de en los palacios que lo hizo.
Los equívocos empezarán a correr cuando el párroco Geoffrey Jolliffe permita a los asistentes hablar sobre el finado y un joven habla de su anatomía sin ningún pudor y menciona la enfermedad maldita, el SIDA, cuando aparece esa palabra en su boca los asistentes empiezan a moverse incómodos en sus bancos, maridos, esposas, solteros o casados, todos empiezan a sudar por el miedo hasta que otro joven habla sobre como murió pero la duda ya ha sido servida, gracias a la intervención del médico de Clive el auditorio se queda tranquilo al saber que no padecía semejante enfermedad dejando a los asistentes tranquilos.
El párroco que oficia el funeral no sabe como poner fin a este circo y encima es que es uno de los clientes de Clive y sin saberlo está siendo investigado por sus superiores pero después de todo un caos consigue poner fin a la ceremonia y el muchacho que vio morir a Clive en Perú le entrega no sin engaños la libreta donde el masajista llevaba su contabilidad de servicios y clientes.
Algunos de los momentos del libro son delirantes y en concreto me quedo con tres, cuando se habla de la posible muerte por VIH y le explican a su falsa tía que no ha muerto y escenifican con gestos el sexo anal entre hombres, recordar que están dentro de una iglesia, otro de ellos, precisamente cuando el médico dice que  no ha muerto de VIH y como se miran las parejas que sabiéndolo o sin saberlo, han sido clientes los dos de Clive.
Con un lenguaje muy claro hace una fotografía satírica de la sociedad moralista imperante, muy divertida y sobre todo disparatada, yo no creo haber visto un funeral como el que se cuenta en la novela, aunque debo admitir que mis padres siempre dicen que los funerales suelen momentos muy divertidos como recordándonos que estamos vivos y que no debemos perder el tiempo en tonterías y debemos vivir y exprimir la vida a tope, tal y como hace Clive, pero no deja de ser un mocoso de 35 añitos que ha tenido entre sus manos y sus piernas lo mejor de Londres.
Una cosa que me ha llamado la atención es conocer una afición que no conocía y que a los que la pratican los llama trainsportters, un hobby que consiste en ver trenes y anotar sus números y características para luego presumir entre los aficionados, para que luego digan que los ingleses no son raritos.
Películas como "Cuatro bodas y un funeral" te hacen creíble esta exquisita y loca novela de modo que no os chocará esa imagen en la iglesia de la gente poniéndose en sitios apartados y casi pegándose para decir una palabras sobre el difunto.
Creo que es muy recomendable, pero haceros a la idea de que en una hora larga os la podéis devorar y os invito a que si os animáis a leerla me contéis a quien se os parece el párroco homosexual, yo le he puesto la cara de Monseñor Camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario