Tusquets Editores
web: www.tusquetseditores.com y www.planetadelibros.com
ISBN: 978-84-9066-862-7
Salvo por un despiste mío que espero subsanar pronto, he leído todo lo que ha caído en mis manos de Éric Vuillard, un escritor francés que te cuenta algunos hechos históricos de una forma muy personal, amena, atractiva y sobre todo, hipnotizante.
Como obras anteriores suyas, es un relato breve que se lee en un suspiro y que te deja sin aliento, quizás el titulado "14 de julio" me gustó menos pero este como "La batalla de occidente" me han encantado.
Todos hemos estudiado la reforma de Martín Lutero y lo que supuso para la Europa del siglo XVI y su influencia posterior, no se si a alguno se le pasó por la cabeza que al igual que en Inglaterra aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid los poderes políticos coetáneos aprovecharon para llenar sus arcas son los tesoros incautados a la iglesia católica -no estoy diciendo que esta fuera buena, lo que estoy postulando es que detrás de la reforma había también algunos listos- y así los príncipes alemanes se llenaron los bolsillos con la excusa de que Roma nos roba, pero dentro de ese movimiento de reforma, protesta y construcción de un nuevo mundo, apareció Thomas Müntzer un joven teólogo que quiso dar voz a los sometidos, a los pobres que mientras sus dueños morales y territoriales vivían en la opulencia, ellos morían de frío y enfermedades y agarrando literalmente el Nuevo Testamento promovió una pequeña revolución para acabar con impuestos opresivos, poderes totalitarios y despóticos. Para conocer a Thomas Müntzer antes nos presenta a otros personajes que como él quisieron dignificar la vida de los humildes, John Wyclif o John Ball unos cientos de años que Thomas por ejemplo en Inglaterra o Jan Hus que tomando la Biblia como guía trataron de poner fin a esos abusos en lo que podríamos decir que sería el germen de una teoría de la liberación de siglo XX.
Con una prosa clara, sin pendantería, viviremos los avatares de Thomas Müntzer, sus desapegos con otros teólogos como Lutero porque cansado de prometer el cielo a los humildes después de la muerte, lo que pretendía es ofrecerles el cielo aquí en la tierra y acabar con sus miserias, aquellos hombres sin nada que perder se ofrecieron voluntarios al sacrificio y en un primer momento de éxito, consiguió reunir un variopinto ejército de desharrapados que seducidos por la palabra sagrada en un lengua que entienden y que comprenden que un rico no puede ser rico por derecho divino porque Dios no lo permite, se disponen a enfrentarse a aquel que se ponga por delante, pero la teoría es muy linda hasta que te encuentras con un ejército profesional con cañones y arcabuces, entonces el miedo será de otro modo, el miedo a no tener nada que perder se tornará al miedo de perder la lo único que realmente les pueden quitar: la vida.
Müntzer murió decapitado después de la batalla de Frankenhausen a los 35 años, como dice el libro, la historia dice que murió tratando de escapar y suplicando, pero ya se sabe, la historia la cuentan los que ganan las batallas pero a buen seguro estará en el cielo o el infierno pidiendo cuentas al Conde Masnfeld y los príncipes alemanes como Felipe de Hesse -personaje más que interesado que promovió la reforma de Lutero porque Carlos V quiso poner fin a su poder feudal además de ser bígamo, cosa que a Lutero no le importó porque a cambio de dotó de cierto poder político que no tenía, pero en fin, que me meto en charcos que no van al caso-.
Si pedir igualdad y justicia a día de hoy es casi un proceso casi imposible, imaginar en el siglo XVI o pero aún en la Inglaterra del siglo XIV de Wyclif o Ball, pero eso era lo único que buscaba Müntzer pero no lo quería hacer de forma pacífica, lo quería llevar a cabo al mejor estilo de 1789 pero le fallaron algunos de los engranajes que si hicieron que la revolución francesa si prosperase aunque luego fuese un baño de sangre decapitando por no opinar lo mismo que el que estaba en la poltrona en ese momento y dejando mucho que desear en cuanto a la implantación de sus ideas en territorios de ultramar -Haití-. Pues en resumen estamos en una historia de protesta, de reivindicación, de querer ser como los demás y no un desheredado de la tierra por culpa de un "derecho de sangre", de querer ver que tus hijos crecen y no mueren de hambre porque has tenido que pagar el diezmo o el impuesto que se le haya pasado por la cabeza al señor de turno para pagar alguno de sus caprichos, es que si lo pensáis, no ha cambiado el mundo prácticamente nada y seguimos igual.
Muy recomendable, cortito, ameno, apasionante, inspirador y sobre todo, revelador.
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