domingo, 28 de junio de 2020

Underground



Haruki Murakami
Tusquets Editores
web: www.tusquetseditores.es
ISBN: 978-84-8383-949-2

Este es uno de esos libros que os digo que se va quedando en la parte baja de la columna de pendientes pero algo bueno tendría que sacar de este maldito confinamiento y es que le he sacado por fin de esos pendientes; no es un libro de los clásicos de maestro nipón, para los seguidores acérrimos esta obra les chocará al igual que pudo hacerlo aquel "De que hablo cuando hablo de correr" porque no tiene nada que ver con el universo literario de Murakami, a cambio es un estupendo ejercicio sociológico por un lado por conocer a las victimas del atentado en el Metro de Tokio acaecido  en marzo de 1995 y por otro lado, descubrir como son los japoneses, como sienten, como viven, como se enfrentan a su vida diaria, sus miedos, sus temores, etc.
Cinco atentados cometidos por la secta Aum Shinrinkyo promovidos por el líder de la secta y ejecutados por sus seguidores más fieles, el atentado consistió en agujerear unos paquetes llenos de gas sarín  en estado líquido con unos paraguas mientras en metro circulaba, algunos sacarán paralelismos a los atentados que sufrió Madrid años más tarde y no creo que anden muy equivocados. En un relato coral, Murakami entrevista a cincuenta y ocho supervivientes del atentado y a tres familiares de uno de los fallecidos -fallecieron doce personas y se vieron afectadas miles de personas- y por otro lado a ocho miembros de la secta, algunos que todavía pertenecían a la secta y otros que se salieron, lo mejor de todo ello es las conclusiones e interrogantes que plantea Muramaki. Para un país golpeado por terrorismo como el nuestro, se podrán sacar conclusiones muy interesantes y que no creo que se diferenciarán demasiado de las que sacan las víctimas de un país tan distinto al nuestro como es Japón, es más creo que incluso podremos ver las parecidas ideas que hacen que gente con un futuro prometedor se deje caer en manos de esas sectas religiosas que precisamente preconizan ela búsqueda del yo pero que en realidad lo que hacen es suprimir el yo individual para asumir el yo del líder de la secta y sus propósitos.
En un retrato sociológico del Japón actual, Muramaki al haber estado fuera durante los últimos años, lo hace como un fotógrafo que quiere reflejar lo que ve sin vínculos con lo que se fotografía, para Muramaki ese atentado es algo terrible y malvado, pasaremos por cada entrevista sin hacerles a ellos un juicio de valor, para que ellos se expresen como deseen y quieran, que digan si la administración les atendió bien, si desearían la pena de muerte para los seguidores del secta Aum  de la que debo decir que sigue activa y en la que sus principales seguidores son estudiantes de éxito de todas las ramas del saber.
Estamos ante un relato de relatos, no hay ficción, no hay nada inventado pero Murakami deja bien claro que los hechos se ven afectados por nuestra propia lente, por eso apuntaba que los dos capítulos de conclusiones de Murakami son tan interesantes, los  relatos no han sufrido modificaciones, se ha escrito lo que han dicho y como lo han dicho, los diferentes relatos se mandaron a los autores para que ellos dieran en visto bueno, mantienen sus propios nombres salvo los que expresamente se pidió que los cambiaran por pseudónimos, quizás a alguno le sorprenda saber que en Japón existe la pena de muerte y para quien no lo sepa, es por ahorcamiento y a diferencia de otros países, el condenado no sabe el día de la ejecución.
No es un libro para los que quieren disfrutar del universo de Murakami pero si para los que quieren conocer la sociedad japonesa y ver que son algo más que Gheisas en el barrio del Pontocho y Mangas o Animes en calles y parques de Tokio; al ser entrevistas de unas dos horas, no se os hará pesado leerlo, todas las víctimas hablarán de sentimientos parecidos del mismo modo que de los seguidores de la secta estoy seguro que sacaréis como conclusión de que estaban encantados de que alguien pensara por ellos, se dejaron dominar por alguien tan seductor como Hitler lo fue para los alemanes de los años de antes de la guerra, es curioso que buscando su salvación como individuos y buscando su desarrollo personal se negasen  ellos mismos su yo como individuos en pro del colectivo y se entregaran a un asesino en masa que les "vendió" la felicidad eterna, nada nuevo por lo que se ve.

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