sábado, 30 de diciembre de 2017

Las Puertas del Infierno



Richard Crompton
Editorial Siruela
ISBN: 978-84-17151-03-4


El sargento masai de la policía keniata, Mollel, es degradado a mero agente y destinado desde la populosa y caótica Nairobi a un rincón pedido de la mano de Dios y al lado de un parque natural, Hell´s Gate o puertas del infierno, por haber denunciado la corrupción de las altas esferas; siendo ahora un mero agente tendrá por compañeros y superiores a kukiyus que no le harán la vida fácil al sospechar de él por todo. En un ejemplo de lo que puede ser esa lucha de clases y etnias en Kenia o en muchos países de África, Crompton reflejará esa difícil relación entre unos y otros, los altivos masai y los reivindicativos kikuyos, pero bien podría haber sido utus, tsusis, zulúes o bosquimanos; quiero decir con esto que en Europa nos creemos que África es un continente homogéneo y monocolor y del sahel hacia abajo no podemos estar más equivocados; las tribus están en constante lucha, las rencillas son históricas y se pierden en la historia de los tiempos de modo que poco o ningún arreglo tienen. Un racismo que les hace odiar hasta el blanco -con motivos más que suficientes y justificados- o a su propio hermano cuando deja de ser un masai para convertirse en policía.
Para hacer más difícil la convivencia entre Mollel y sus compañeros un caso que parece un ahogamiento complica la situación y la llegada de un compañero de Nairobi de Mollel, Kiunga, en compañía de una comisaria internacional, Oberkampf, que viene a investigar las desapariciones de personas en las que parece que la policía local tiene un papel determinante. El cadáver de la joven en un vivero de rosas se convertirá en algo personal para Mollel, como todos sus casos, dando luz a la precariedad del trabajo de las recolectoras, los poderes de las mafias locales y algunas no tan locales, los trapicheos de jueces y policías o el tráfico de animales -o partes de ellos- exóticos para el mercado oriental.
Escrito de forma muy ágil, por momentos fotográficos y "olfativos", los giros son estimulantes y te animan a seguir devorando página tras página, ¡ah! se me había olvidado, es la segunda novela de la serie de este policía tan particular, víctima colateral de un atentado en el que murió su mujer y que le hace tan particular y especial.
Es interesante el papel que ejercen las mujeres en esta novela, desde la madre de Mollel en los recuerdos que plasma en diferentes momentos de la trama de su propia infancia y juventud tras la muerte de su padre, el de la joven asesinada o el de la agente de la KWS, Kibet; aún así y sin ponernos medallas porque aquí tenemos un montón de trabajo por hacer todavía para alcanzar la igualdad, lo que ocurre en otros países como en Kenia debe ser de órdago y eso que no alcanza los despropósitos de los países árabes; pero sigamos, se ve un germen reivindicativo que como siempre que pasa en estas sociedades, si una mujer reclama sus derechos rápidamente es tachada de lesbiana.
Estamos ante un cóctel explosivo formado por un investigador tenaz, incorruptible, recto y de gran intuición enfrentándose a policías corruptos, cazadores furtivos, explotadores laborales, rencillas tribales, mafias asiáticas que están a la altura de los desmanes europeos del siglo XIX y una ausencia de poder del estado que cuando aparece o en el peor de los casos, corrupto hasta la médula y no permite que les digan que hay algo que no funciona y menos si viene de palabras de un enviado internacional, blanco y encima mujer.
Pero todo no van a ser palos en las ruedas, Michal Crompton nos describe de forma casi lírica los espacios abiertos de esas reservas animales en las que aún pueden contemplarse rinocerontes o elefantes en estado de semilibertad, leones o leopardos que como sigamos así van a ser una especie de zoo, culturas ancestrales que pueden darnos clases de como relacionarse con el medio sin necesidad de arrasarlo -y lo de la compra de grandes extensiones de terreno en África por parte del gobierno chino no es un bulo, es una realidad muy peligrosa y a tener en cuenta-, veremos con otros ojos a esos altivos masáis, como se relacionaban con sus mayores (atención a la aparición de Lendeva, no os digo nada más que su nombre), sus animales pero ojo, también como les temían sus vecinos, como lo que dictaban sus mayores era ley y como tal se cumplía (os hago notar el hecho de que la viuda se convertía en una de las esposas del otro hermano y no podía protestar, ni ella ni su ganado).
Una novela muy interesante, rápida de leer y amena y que puede que nos ponga en alerta sobre la vida real en los países africanos de los que solo tenemos noticias cuando hay una desgracia.
Por último, al final hay un glosario de términos en suajili y maa (la lengua de los masái) que ayuda a la compresión de la obra y que veo muy acertado, mejor así que a pie de página que normalmente se puede olvidar.

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