Andrea Camilleri
Ediciones Salamandra
web: www.salamandra.info
ISBN:978-84-9838-924-4
Relato muy cortito de mi admirado siciliano, nos lleva a la Vigàta de 1940, la guerra en Europa ha comenzado y las tropas del eje está arrasando en los campos de Francia, Bélgica y Holanda, los italianos aun no han sufrido el revés de Abisinia y el fascismo es un poder en alza; todos se cuelgan es ser más fascista que el mismísimo Mussolini, en ese clima de exaltación aparece después de una temporada "confinado" Micheli Ragusano por el club Círculo, Fascismo y Familia, una especie de club de pueblo como los de antes, donde se conversaba, jugaba a las cartas y debatían los temas entre los lugareños pudientes, Micheli no ha dejado de pagar la cuotas del club ni cuando estuvo preso pero es expulsado por difamar al régimen, pero antes de irse por las buenas, interviene Manueli Persico, un fascista de 90 años en una actitud clemente o mejor dicho de "perdonavidas" con Manueli pero Manueli es un hombre orgulloso de sus pasado y sus ideas y en un cruce de palabras con el nonagenario le dice algo que le provoca un infarto y muere y consecuentemente es apaleado por los miembros del club, apresado y condenado a la cárcel.
Este es el principio de una historia de celos, pasados oscuros y truculentos, cambios de camisa y falso sentimiento de patriotismo que cambia según viene el aire; con la muerte de Persico se propone en el club el darle homenaje a ese hombre que es ejemplo de fascismo y patriotismo pero las cosas no son tan sencillas como parecen, el hombre deja viuda joven y muy agraciada, Anna, viuda a su vez de un camisa negra muerto en la guerra en España, la viuda se encuentra de la noche a la mañana con un estipendio del estado por ser la viuda de semejante prócer y liándose con uno de los maestros del pueblo, Cocò, para celos del otro maestro, Ernesto; y aparece ese otro motor de historias que son los celos; Ernesto se entrevista con Micheli en la cárcel donde agoniza por culpa de la heridas infligidas en el club pero no suelta prenda, pero antes de morir escribe al maestro y todo se desencadena.
Cómico y delirante, es un ejercicio estupendo para aquellos que hacen dioses a la primera de cambio, nombran calles sin ton ni son porque yo soy de los que las calles tendrían nombres de cosas y no de personas, de esa manera nos evitamos susceptibilidades y sobre todo, nos evitaríamos el cachondeo del cambiar una calle de nombre en 10 años como le pasó a la Gran Vía de Madrid pero seguro que tendréis vosotros otros ejemplos.
Deliciosa, divertida -los cambios del nombre de la calle rozan el esperpento- y brevísima.
Adoro como escribe este hombre, lo digo, lo proclamo y me apasiona, ¿de verdad no queréis disfrutar de sus letras? y es la mejor forma de terminar e año, no creo que me de tiempo a acabarme alguno de los libros en los que me embarcado recientemente.
Feliz años a todos y maravillosas lecturas para 2018.
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