domingo, 1 de noviembre de 2020

Exhalación

 



Ted Chiang

Sexto Piso Ediciones

web:  www.sextopiso.com

ISBN: 978-84-17517-79-3


Olvidaros de todo lo que pensabais que era la ciencia ficción, una ciencia ficción sin armas láser, naves espaciales o mutantes de poderes increíbles, eliminar todo eso y pensaréis que no queda nada, pues craso error, es más, si pensabais que eso era la ciencia ficción entonces os estáis perdiendo un motón de cosas y esa colección de relatos es una maravillosa forma de mostrar ese error.

Ted Chiang es en realidad escritor de relatos cortos de ciencia ficción pero que ha logrado los mejores galardones del género, el "Locus" y el "Nebula" entre ellos y que a buen seguro a los seguidores de este tipo de literatura no les será raros; algunos de ellos han sido adaptados al cine y en 2019 "Exhalación" fue galardonado como el libro de ciencia ficción por el New York Times. Para mi es mi primera aventura con él y ha sido muy gratificante; aunque debo decir que la elección del título no ha sido la más acertada pues a mi paladar es el relato mas flojo de los nueve que componente el libro. Al final de los relatos tienes unas notas al respecto de cada uno que ayudan a empaparte de la inspiración del Ted Chiang a la hora de llevarlos a papel.

Importante algunos de los relatos son un poco farragosos con un lenguaje enrevesado que cuesta seguir pero no es la tónica general y que no eclipsa algunos de una belleza oriental y clásica que enamorar nada más empezar a leerlo, toca los palos más variopintos que se os pueda pasar por la cabeza, desde una niñera automática a un cuento al más puro estilo de las mil y una noches, pasando por nuestros intentos por comunicarnos con otras especies inteligente cuando podemos tenerlos más cerca de lo que parece y pueden tener plumas(me ha encantado este en particular y el primer relato).

Uno de los relatos os hará temblar y no de miedo, temblaréis de temor y de incertidumbre, porque imaginar que con una prisma pudieras saber que habría sido de ti de haber tomado otra decisión en lugar de la que tomaste, que posibilidades abre, jugando con universos paralelos, puf, os juro que he temblado con la idea. Todo esto nos hace plantearnos mucho nuestro presente y por ende nuestro futuro y sin necesidad de tener que teletransportarnos o usar naves espaciales; un cuestionamiento del presente sin borrar el pasado, de nuestra moralidad y de como seríamos en caso de tener segundas oportunidades o de la educación sin inmiscuirse otros condicionantes que la lógica en unos casos o el afecto en caso de mascotas por ejemplo.

Todas los relatos son independientes y concluyen, no hay segundas partes salvo las que nosotros nos planteemos en nuestra imaginación y os prometo que lo haréis en todas o casi todas ellas, estamos ante novelas para pensar -¿no os seduce la idea?-, para plantearnos a nosotros mismo aquí y ahora sin caer en holocaustos víricos, ecológicos o nucleares, criticando esos mundos creacionistas que tan lejos están de la ciencia y que inundan comunidades y publicaciones científicas -adivinar el motivo por el que me di de baja del National Geografic de Historia-, metiendo de tapadillo un mundo gobernado por la presión del aire en lugar de la entropía y que tan semejante es que al que le costase comprender el concepto entrópico lo hará sin dificultad trazando paralelismos; y no sigo que os voy a destripar los relatos y os prometo que merece la pena leerlos os guste o no la ciencia ficción.

Esta es la segunda obra y también de relatos y seguro que la primera caerá, porque me han encantado. Son relatos aptos para todos los públicos y todos los niveles, rubios, morenas o calvos, miopes con gafas, altas o enfermos de COVID, vamos que nadie puede decir que estos relatos no van con ellos. Ah y para los que hayan tenido experiencias traumáticas con Liu Cixin o Chen Qiuafan, no tiene nada que ver pues Ted Chiang es neoyorquino y los anteriores son chinos, pero además del origen de nacimiento es que la temática de sus obras son diametralmente distintas.

Animaros de verdad, merecerá la pena.

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