Editorial Seix Barral
web: www.seix-barral.es y www.planetadelibros.es
ISBN: 978-84-322-1108-9
Esta hermosura es un presente de mi amiga Marta para celebrar mi 52 castañas, junto con dos volúmenes de Cartarescu que voy a empezar ya mismo.
Lo primero que puede chocarle a alguno es si una novela como esta podría ser publicada en los tiempos que corren y yo ya adelanto que no, seguro que no, escrito en los 70 no dudo que sería tachada de machista como poco, y se dejarían por el camino la nula facilidad para comunicarse con sus semejantes del protagonista, el pintor Juan Pablo Castel.
Es el propio pintor, asesino confeso y encarcelado el que durante su encierro el que nos contará su historia con María Iribarne, una joven que ha sabido ver en un cuadro lo que el ha querido expresar; desde su primer encuentro en una exposición de su cuadro con una ventana en la que nadie repara, Juan Pablo Castel se obsesionará con esta mujer, creyendo lo que quiere creer y construyendo un mundo de fantasía, dolorosa, pero fantasía al fin al cabo, que afectará de manera radical a la vida de ambos.
Juan Pablo es un pintor de éxito que odia a los críticos, pero es más, odia a todo el mundo, María parece ser ese salvavidas al que tiene que aferrarse para salir de su soledad, pero su obsesión y su egoísmo más atroz y "otelico" le transforman de hombre solitario a cruel, frio y despiadado asesino.
Vemos en su escalada de locura, como es capaz de razonar "lógicamente" que debe poner fin a la vida de María sin darse cuenta de con ello pone fin a la única persona que comprende su arte.
Alguno en algunos pasaje podrá tener la fatalidad de tener cierta empatía por Juan Pablo, pero no, ser pacientes, es un espejismo, todo en el rezuma rencor, celos, una posesión enfermiza de la que encima hace gala porque lo razona de forma intuitiva en su cabeza, pero Dios, que cabeza, si le faltan todos los tornillos. Creo que la única frase coherente que le he subrayado es una del capítulo XXX que al aparecer en cursiva entiendo que la ha tomado de la cultura popular y que creo que de gran validez y que es: "Las carta de importancia hay que retenerla por lo menos un día" y digo yo más y los correos electrónicos y los sms y los whatsapps; en fin, que vamos a ver como una mente desquiciada se desquicia aún más.
Creo que a pesar de ser una novela de muy fácil lectura, encierra muchas más cosas aparte de las evidentes, su componente psicológico y su modo casi policial de la narración hacen que sea muy ágil, amena y sobre todo perturbadora. Los pocos modismos argentinos no son impedimento ninguno para su fácil compresión y para los que conocemos la ciudad, los lugares nos serán cálidamente reconocibles como la calle Corrientes o La Recoleta.
Su estilo directo casi de cirujano movido por la mente del pintor, nos hará estremecernos, y eso que al principio el propio asesino nos dice que parece que busca editor para su libro, amén a eso, me gusta su disertación sobre la vanidad muy interesante en el capítulo II, incluso tienes la vana esperanza de que todo sea un sueño cuando lees el XXXVI pero es en vano, Juan Pablo Castel está mal de la cabeza lo mires por donde lo mires.
Y como conclusión final, Juan Pablo Castel es un pintor al que nadie comprende aunque es querido y cuidado por la crítica, y cuando encuentra alguien que entiende su arte y de reivindicarlo como persona pues al fin y al cabo se siente realizado por su reconocimento, lo que hace es matarla, ¿no se está matando a sí mismo con esa acción entonces?.
Muy recomendable, pero para saber como no hay que comportarse, jeje.
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