sábado, 7 de julio de 2018

7-7-2007





Antonio Manzini
Salamandra Ediciones
web: www.salamandra.info
ISBN: 978-84-16237-26-5


Estamos ante la quinta entrega de la exitosa serie del subjefe Rocco Schavione, de las anteriores cuatro entregas ya he dado debida cuenta en este blog pero por favor, no os comáis el postre sin haber disfrutado de los entrantes, digo con esto que sería una verdadera pena leeros esta novela sin haberos leído la anteriores porque Antonio Manzini ha trazado un camino literario con este personaje que me ha parecido muy seductor para los lectores.
La trama esta vez está lejos de su nuevo destino policial, el valle de Aosta, porque retorna a su pasado a su querida Roma con su amada Marina, cuando era un hombre feliz pero seguía siendo un policía poco ortodoxo aunque si eficaz. Volvemos al pasado de la mano del propio Rocco apremiado por el juez Baldi y Costa tras la muerte de Adele -de forma colateral porque lo que quieren es matarle a él-; conoceremos por fin el origen de este hombre, sus temores, su historia, en definitiva, porque es y se comporta como le vemos en su vida actual.
Esa historia dejará al aire el corazón de Rocco y brindará al juez Baldi cierto poder para poder "ayudarle" de ese modo pone en busca y captura al asesino de Adele, Luigi Biaocchi; el juez sospecha que no le ha contado todo pero sus explicaciones le parecen suficientes por el momento.
A pesar de todo su humanidad, su mordacidad son invariantes en este policía atípico que fuma porros, tiene por amigos verdaderos delincuentes; que tiene problemas para relacionarse con el resto de los humanos menos con Loba, con Caterina y con su nuevo joven vecino, un chaval lleno de acné que pone la música  toda pastilla y para todo el vecindario.
Según el relato del Rocco al juez Baldi, se retrotrae a los primeros de julio del año 2007 por lo que viajará 6 años en el tiempo, del 2013 a este 2007, Rocco acaba de discutir con Marina pues esta se ha enterado que su marido no es trigo limpio, que es imposible que tenga ese nivel de ingresos con su sueldo de policía y Rocco termina por confesar, sus excusas de que es una herencia paterna por una imprenta no cuelan y descubre que esos amigos que a ella tampoco le gustan son culpables al igual que su marido de ese delictivo comportamiento; independientemente de eso, Rocco tiene que resolver un turbio asunto de drogas con dos chavales muertos en los que se mezclan la mafia nigeriana que se encarga del menudeo y nuevos capos encargados de los tránsitos a gran escala, lo que no sabe Rocco es que esto puede complicarle la vida y convertirse en una "tocada de huevos" de clase 10.
En el primer libro no sabes que pasa con Marina, en los siguientes se aclara algo, pero no gran cosa, es en este donde sabes todo, en un ejercicio de viaje temporal perfecto, Rocco volverá a sufrir el trauma de la pérdida de Marina y a su vez, su amigos volverán a sujetarlo para que no se sumerja en un pozo de destrucción del que sería imposible salir. Veremos un Rocco tierno, menos negro en su lenguaje pero igualmente divertido, que ama Roma -y yo- y para los que hayan estado allí volverán a sus callejuelas del Trastevere o el ghetto. La muerte de los dos veinteañeros de buena familia, de forma cruel pero como dice él, no hecha por profesionales, se desvela poco a poco pero los tentáculos del crimen son largos y vengativos y terminarán tocando a lo más querido por el subjefe.
Atentos a los helados, a las comidas en la casa romana de Rocco, mm. Veo en ese punto cierta conexión Camilleri que me encanta porque a pesar de todo, los personajes de novela negra mediterránea o incluso latina, saben vivir, disfrutan de cada sorbo de aire, pueden ser seres atormentados pero no te dan ganas de cortarte las venas como en los escritores nórdicos.
La serie es estupenda, pero por favor leerla por orden la disfrutaréis mucho más, sería una pena que llegaseis a esta sin haber leído la anteriores, de hacerlo os las zamparéis en cuatro días porque no son especialmente largas, atrapan desde la primera página y seguro que os hará sentir cierta empatía por este subjefe mal encarado pero eficaz, mujeriego y que cuida a sus amigos como sus amigos cuidan de él y con esto digo mucho, es complicado encontrar amigos a día de hoy y dudo que yo encontrase más de uno que se parecieran a los cuatro que Rocco tiene. El lenguaje tiene un buen equilibrio  de dureza y comicidad que hace la trama muy digerible, ¿qué más puedo decir? que ya estáis tardando en leeros las novelas de Antonio Manzini, que no quedaréis defraudados.

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