Eduardo Mendoza
Ediciones Seix-Barral (aunque debería poner Planeta me resisto a ello)
ISBN: 978-84-322-2558-1
Es la quinta novela del peculiar investigador de "El misterio de la cripta embrujada" y no ha perdido ni un ápice de su sagacidad, su loca lucidez y su humor absurdo e irreverente que anima al más pintado. Una historia que se ve separada por un lapsus temporal de por lo menos 35 años, de la Barcelona de antes de la gran transformación y la de ahora -es algo recurrente en las obras de Mendoza, ya sean obras "serias" o "menos serias" que para los que no somos de allí nos puede dar una idea de la monumental transformación que debió sufrir la ciudad-; la primera parte es el caso en si de la desaparición de la modelo, señorita Baxter, y en el segundo es la revisión del caso aunque esté ya cerrado.
Nuestro protagonista que cerró la peluquería para cederla a unos chinos que la convertirán en un restaurante chino en su última aventura, se verá trabajando de repartidor con lo que poder subsistir precisamente con los propietarios del restaurante y en uno de esos encargos rememora este caso; la primera parte de la novela teje un caso de desaparición de una bella modelo en el que se ve involucrado nuestro "héroe" buscando un chivo expiatorio que les viene que ni pintado a unos de los "malvados" de esta trama, para ello se valen de un perro extraviado y la buena fe de este enfermo mental recién salido del sanatorio; con esa pluma satírica y siempre ácida, Mendoza descubre la Barcelona de antes del gran cambio, de sus gentes ya sean de los bajos fondos o de las altas esferas económicas con sus tejemanejes económicos -ojito con los de la APALF- y que por lo que parece no ha cambiado nada, ni esos ni los tipos con "bigote" que meten miedo en las TV locales sobre el destino del país.
Una vez resuelto el caso con la autoinculpación de uno de los relacionados con la modelo el tema queda por zanjado pero quedan muchos flecos y demasiadas cosas por aclarar pero han de transcurrir esos treinta y cinco años y un perro en un parque; en un reparto que nunca llega a su destino, nuestro investigador irá pasando por los lugares del caso hasta llegar por casualidad al domicilio de uno de sus viejos conocidos, el Sr. Llewelyn, que curiosamente se ha casado con la difunta señorita Baxter y se hace la luz.
Quiero dejaros un par de líneas que he destacado por lo que me han llamado la atención:
"Cada época tiene su metodología. Andando el tiempo, yo acabaré igual o peor. Son las reglas del juego y es bueno que sea así. En esto Cataluña lleva ventaja al resto del mundo, El clásico ciclo catalán pobre-rico-preso favorece la movilidad social y previene la sobrecarga de la tradición".
- (en la Pedrera) "En Figueras, estro mismo, en más pequeño, lo hacen las vacas".
- "Y cuando Barcelona se pone en marcha, los ricos ganan y los pobres pagan."
- "Ciertamente, yo y Cecilia no somos una pareja ejemplar; con toda seguridad ella me engaña con otros; a mis espaldas me critica, y también a la cara y me hace escarnio; sisa en la cuenta, descuida la casa y si pudiera me echaría cianuro en el carajillo. Sin embargo, dígame, ¿no es ese el comportamiento habitual de la mujer española?".
Una obra típica de la pluma del genial Eduardo Mendoza, con su humor, dobles sentidos -atentos a la Srta Westinghouse y su transformación-, esperpéntico, ácido y crítico, porque no deja títere con cabeza y te planteas si los locos como nuestro protagonista son los que tienen derecho a decidir el devenir de las cosas.
Gracias Eduardo Mendoza por esta novela; conozco poco Barcelona pues he estado solo un par de veces pero con las obras de Mendoza te sientes un poquito de allí -y lo dice un "gato" con pedigrí-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario