Ann Leckie
Ediciones B
ISBN: 978-84-666-5688-7
A pesar del bombardeo de Star Wars que estamos sufriendo desde hace días, hay más ciencia ficción que la que anuncia la televisión y los cines y esta novela es una prueba, galardonada con los premios más prestigiosos del género como son el Hugo, Nébula, Locus, BSFA y Arthur C. Clarke el que haya sido escrita por una mujer "ajena" a ese mundillo la hace aún más diferente a lo que puedas esperar. Forma para parte de una futura trilogía -no entiendo esta manía de escribir los libros de tres en tres- de la que hasta la fecha solo se ha publicado esta primera entrega.
Una novela donde todo es femenino, en el que se confunden humanos y clones o seres con inteligencia artificial que en realidad son cruceros de batalla dentro de un imperio que ha conquistado la galaxia, el imperio Radch, a golpe de anexiones e invasiones generalmente muy sangrientas.
La protagonistas de la novela es una soldado llamada Breq que era "Justicia de Toren" un crucero de batalla que manda a incontables soldados y auxiliares de combate sirviendo al Radch, pero Breq ya no es lo que era, ahora es un ser humano o quizás no, porque en realidad es único clon que queda de ella misma y es por tanto Uno Esk diecinueve, aparece en un planeta helado alejado del centro del imperio a lado de Seivarden, una oficial Radch que ha desaparecido hace miles de años y que es consumidora de cierta droga que inutiliza por completo; la escritora usa la primera persona para que Breq, Justicia de Toren cuente la historia y lo hará alternando en capítulos tiempo pasado y tiempo actual hasta que confluyen en el tiempo, pero seamos sinceros, a mi me ha llevado más de doscientas páginas enterarme de algo y saber que pintaba la teniente Awn en toda la historia o la mismísima Anaander Mianaai -jefa suprema del Radch- porque además de todo ello, el follón de los géneros es tal que no sabes de que habla, si femenino, masculino o piedra; de todos modos la misión de Breq es vengarse de la gran señora del Radch y para ello debe hacerse con un arma poderosa capaz de atravesar la coraza de las soldados de Radch y poder matar a todos lo clones de Anaander Mianaai y mientras llega hasta ella explica como funciona la estructura social del imperio y descubres un poco más de esa inteligencia artificial que a veces se comporta de una forma más humana que las propias humanas con las que convive.
Obviando lo que he tardado en sacar algo en claro, la novela es original dentro de los parámetros habituales con los que nos encontramos y que sea la protagonista una nave de combate pues anima a más, pero puf, tardar tanto en enterarme de algo casi me lleva a arrojar la toalla y eso no lo hago con ningún libro; no se si me animaría con las dos siguientes pues a pesar de cerrar la novela con una puerta abierta a contar más cosas porque si el sistema que va a emplear es el mismo pues que no me espere.
Lo que estoy empezando a sospechar es que no somos capaces de imaginar un imperio que no sea copia de los grandes imperios del pasado de la historia humana, ¿será posible que no existan otras fórmulas?
Ahora a entregarme en cuerpo y alma a mi admirado Eduardo Mendoza, seguro que a pesar de ser alocado y extravagante el protagonista de su novela, al menos me enteraré de que va desde el principio. Porque no me quedo con un buen sabor de boca esta vez con esta novela, todo lo contrario de la última del género que pasó por mis manos.
Felices fiestas y que os toque la lotería -si jugáis claro- y si no jugáis, consolaros con que ya nos ha tocado el reintegro.
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