Stephen Kelman
Ediciones Salamandra
web: www.salamandra.info
ISBN: 978-84-9838-501-4
Antes de nada debo advertir que la tira publicitaria que lleva el libro -no tengo ni idea de como se llama y si alguien me lo dice se lo agradecería- dice que The Times lo describía como "divertido, genuino, demoledor" pues conforme con genuino y demoledor pero divertido no, que el genial e inocente Harri Opoku te arranque una sonrisa con su carácter dulce y sin maldad cuando se besa con su "novia" Poppy Morgan o como hace una promesa a su Dios que cuide de su hermana enferma Agnes o como se pelea con su hermana Lydia; es un libro terriblemente duro en los que el autor se pone tras lo ojos de un inmigrante de Ghana de once años que va a séptimo grado de un colegio de un suburbio de Londres, Harri vive en una de esas torres inmensas e inhumanas en una zona donde la droga y los pandilleros campan a sus anchas y que tras la aparición de un chico muerto apuñalado decide junto a un compañero de clase y aventuras pelirrojo, Dean, descubrir al culpable; ambos se inspiran en series de TV de su tiempo , CSI por ejemplo o canales de you tube o en cosas que han oído de otras personas pero que moldean a su manera en sus todavía inocentes cabezas, gracias a su desbordante imaginación infantil le hace ver que un mundo terrible, violento y lleno de maldad no lo sea tanto o mejor dicho, no lo parezca, donde tiene como consuelo la protección de un una paloma que se posa en el balcón de su casa y un diente de cocodrilo que precisamente sacrifica para que sane su hermana pequeña enferma y que está diciendo sus primeras palabras.
Un microcosmos donde se mezclan razas, problemas de integración y donde esa relación de un niño y una paloma, la de Dean y el mismo Harri o la de la madre de Harri y su tía Sonia te hacen sentirte un poco mejor en este terrible y cruel relato.
El autor ser crió y vivió en un vecindario precisamente así, en Marsh Farm, un foco de delincuencia y drogas y por ello tiene una óptica privilegiada para contarnos como puede sentirse el pequeño Harri; además creo y si memoria no me falla, cuando fui niño pude pensar de esa manera -algo que echo de menos, pues ahora ya de adulto estoy etiquetado y encorsetado y solo cuando me permito escribir algo ese envaramiento desaparece aunque no del todo-; vais a enfrentaros pues a una historia contada por un crío de once años, que habla con una paloma, que cree que comiendo la manzanas silvestres de un árbol del parque tendrá superpoderes, que corre más que nadie en su clase, que se lleva como el perro y el gato con su hermana mayor pero que la quiere, que respeta a su madre, que desea que su padre se reúna con ellos lo antes posible, que las marcas deportivas le martillean la cabeza y que ya han empezado a hacer mella en él, que cree en espíritus, que los amigos son lo más importante de la vida, que disfruta de unos prismáticos como el mejor regalo del mundo o de un coche teledirigido, ¿no os atrevéis a enfrentaros a una historia protagonizada por semejante héroe del siglo XXI? si decís que no os perdéis una gran historia y si decís que si, preparar vuestro corazón para que se os parta en mil pedazos por no poder nada por él como su querida paloma.
Faja. Creo que se llama faja :)
ResponderEliminarLa novela la he apuntado hace poco, de otra reseña que he leído; creo que puede gustarme.
Gracias Rossy, lo sospechaba pero vagamente, gracias.
EliminarAlgunas de esas fajas son verdaderos ejercicios creativos de inventiva porque no es nada de lo que luego te encuentras dentro, menos mal que no suelo hacer demasiado caso a ese ardid publicitario.
La novela es durita a pesar de estar tamizada por los ojos de un crío de 11 años, estoy seguro que te gustará.
Que la disfrutes y que tengas un bonito día.