viernes, 24 de mayo de 2013

Adiós, Hemingway



Leonardo Padura
Tusquets editores
ISBN: 978-84-8383-197-7

Os traigo otra de las novelas de un gran escritor cubano de novela negra, antes de nada advertir que la portada de mi ejemplar es diferente a la que se comercializa ahora mismo.
Tusquets comenzó a editar las novelas de Mario Conde en las calles de La Habana y en una anterior entrega ya os comenté que es delicioso sumergirse en esa ciudad, tanto que casi te lleva a los mostradores de una aerolínea a sacar billetes para ir a esa isla tan especial; a diferencia de otras esta novela es una novela homenaje, homenaje a Hemingway, un homenaje lleno de las contradicciones de ese genial escritor que amaba de forma tan bruta y que debía odiar de la misma manera, tiene la ventaja que rompe un poco el hilo de la vida del policía retirado protagonista para centrarse en la figura del escritor sin que tengas que recordar las cuitas que devoran el corazón de este hombre desencantado de la vida salvo de sus amigos -algo que me ha causado una envidia tremenda, pues la escena del malecón con sus dos amigos con esas botellas de ron, la ropa interior de Ava Gadner y el envío preparado en una botella al amigo ausente que vive Florida me ha encantado-.
La novela arranca cuando se descubre los restos de un cuerpo en la antigua finca en la que vivió Hemingway en sus estancia en Cuba, la finca Vigía en Cojimar, el antiguo compañero de fatigas el teniente Manuel Palacios le hace el encargo al expolicía Mario Conde de averiguar lo que ha pasado allí y para retorcerlo un poco más, le muestra una placa del FBI, hay que recordar que Hemingway vivió en Cuba hasta 1960 pero en la noche del 2 al 3 de octubre pasó algo que pocos conocen y que puede destruir la imagen del escritor; aprovecho para señalar una cosa que me ha resultado interesante para la reflexión pues Mario Conde afirma que nunca se deja de ser policía, ni hijo de puta, ni maricón, ni asesino, que ninguno de ellos tienen el privilegio de los ex; sigamos con la novela, intercala Padura momentos presentes del expolicía reciclado en comprador y vendedor de libros de segunda mano y escritor con pasajes de una posible vida del escritor en la que se entremezclan los protagonistas de su vida Ruperto, Calixto, Raúl, Tenorio o el espía mismo del FBI que pueden dar luz a ese cadáver, la pega es que muchos de ellos han muerto por el tiempo transcurrido y el peso de la fama del escritor.
Pasajes reales de esa vida pasada de Hemingway te dan la talla real del personaje y te sirve para entender esa relación de amor odio que tiene Mario Conde, son hechos reales y conocidos lo que le da una dimensión mayor, más digerible, mas verosímil, más inteligente y en la que el tributo al escritor americano puede parecer una simple excusa para escribir una gran novela de investigación sin tener que recurrir a artificios o relaciones extrañas.
Como no puede ser de otro modo, Mario Conde se sigue rodeando de sus amigos, los que le hacen mantenerse cuerdo después de dejar la policía, no es que pierda la cordura por culpa de ese abandono, en realidad la culpa es de un amor desmedido y no resuelto que es una constante en el personaje; es un personaje típico de novela negra que se abandona a la bebida, ron en su caso y bebidas de dudosa procedencia, tabaco y café, pero que como buen "perdedor" tiene un oasis donde refugiarse cuando el mundo se viene abajo, amén de esto, es un personaje que a los amantes del papel os tiene que caer bien pues te transmite ese amor a los libros que tenemos los devoradores de papel impreso y lo notaréis cuando describe su nueva profesión o cuando entra en la casa de Hemingwey ahora museo con todos esos libros que después de la revolución cubana se quedó el propio estado.
A pesar de que pueda parecer un panegírico para ensalzar al escritor os vais a llevar una sorpresa al descubrir a un tipo capaz de delatar a sus compañeros, un tipo con un ego como una catedral y que no sabes si puede ser capaz o no de matar.
La novela es cortita, pero os va a gustar mucho seguro y lo que puede pasar es que os anime a leer la serie de Mario Conde, con descripciones ricas, deliciosas, llena de detalles, sin pasajes escabrosos con lo que te demuestra que para escribir una maravillosa novela no hace faltan litros de sangre, tiros a mansalva o sadismo a raudales; los giros cubanos en las conversaciones o las comidas son hasta un contrapunto para disfrutar aún más y meterme más en la trama.

2 comentarios:

  1. Realmente, tu comentario hace apetecible leerse esta novela negra. Me encanta tu entusiasmo lector, Ángel.
    Queda anotada.

    Un beso y buen fin de semana.

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    Respuestas
    1. Creo que una virtud escondida en esta novela es la curiosidad que puede surgir a aquellos que no han conocido la obra de Hemingway y a los que ya conocemos algo, que volvamos a acercarnos a sus letras.
      Besazos y buen fin de semana.

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