Arto Paasilinna
Editorial Anagrama
web: www.anagrama-ed.es
ISBN: 978-84-339-7851-6
Pues es verdad, los escritores nórdicos saben escribir otras cosas, bueno dicho así confieso que es un poco "tramposo" pues esta divertida novela está escrita en la década de los 70 y aún no habíamos sido invadidos por la legión de escritores de novela negra que han llegado desde hace unos años.
Para los seguidores de la serie "Perdidos" puede ser una nota muy curiosa y sobre todo impactante de como enfrentarse al mismo problema con soluciones diferentes, más divertidas, más originales y mucho más desternillantes, pues la novela arranca cuando un avión Trident por culpa de una tormenta ha de realizar un amerizaje de emergencia en alguna isla perdida del archipiélago indonesio, lo más curioso es lo que transporta ese avión de construcción británica, un conjunto heterogéneo de leñadores finlandeses, médicos noruegos, enfermeras suecas, tripulación británica y todo ello con una carga de hachas y DIUS para la planificación familiar de las mujeres indias; lo que no sabrían ese curioso grupo es que gracias a una sociedad construida por consenso y con ese cuajo que tienen los nórdicos se mostrará como una forma armoniosa de vida y convivencia.
Una vez llegados a una aparente isla desierta, se ponen manos a la obra para que ese grupo de personas pueda comer, beber y se organizan sin ningún problema, evidentemente surgirán tensiones entre los diferentes grupos por causas idiomáticas o religiosas pero si todo esto es contado con un humor irrevernte y sin pelos en la lengua todo resulta de lo más divertido; lo que este grupo tiene claro es que con comportamientos anárquicos no van a ningún sitio y ayudándose unos a otros y dirigidos con una mano femenina las cosas empiezan a funcionar, en todo ese tiempo -algo más de 9 meses- se les plantearán problemas e toda índoles, desde las relaciones entre los diferentes supervivientes, el como distribuir la comida o el alcohol que producen en un alambique al principio ilegal o como evitar los embarazos indeseados en un lugar tan peligroso o con tan pocos medios médicos.
Recurriendo a muchos tópicos nacionales de los distintos países, la novela se hace muy divertida, corta y te lo pasas de muerte leyendo algunas de las tonterías que hacen, desde disparar un cañón japonés de la segunda guerra mundial borrachos como una cuba, atrapar un mono tití por ganarse el afecto amoroso de una mujer o bajar a una comadrona gruñona desde una palmera como si Tarzán se tratase; la verdad es que el rato que dura su lectura es muy agradable y te plantea ciertos retos personales entre líneas que merecen que les dediquemos un tiempo de reflexión pues en esta isla, la propiedad privada no existe pues han creado una sociedad socialista sin recurrir a violencias o revoluciones, es decir, que crean el único estatus posible para sobrevivir todos, o también la poca necesidad que tenemos en realidad de muchas de las cosas que consideramos imprescindibles y que en realidad no lo son -ahora mismo desenchufo mi teléfono, jeje-, al final se plantean que no pueden vivir allí eternamente -cosa falsa, porque si pueden y alguno quiere hacerlo y no le dejan- y construyen comunalmente un SOS gigante con la esperanza de que un satélite los detecte, cosa que hace; de esta parte te queda una lección clara y que debería hacernos reflexionar sobre lo que significa la democracia, todos construyen ese SOS aunque alguno no quiera ser salvado, es decir, nadie escurre el bulto de sus obligaciones a pesar de no estar de acuerdo.
Para algunas personas puede resultarles moralista la novela, a otros una novela sin más, pero creo que hay algo más; no estoy de acuerdo en que los nórdicos sean capaces de crear una sociedad modélica mejor que otros, creo que a la fuerza ahorcan y a estos supervivientes es lo que les ocurre.
El estilo recuerda un poco a Chris Stewart el autor de "Entre limones" a pesar de tener cada uno profesiones completamente distintas, uno batería y Arto es periodista y guionista, pero se detecta en los dos cierto amor por la naturaleza y las cosas naturales, con todo, Arto Paasilinna en pocas páginas nos dice que es posible ser felices con la décima parte de lo que tenemos, solo hace falta el compartir un poco y no hacer demasiado caso a una comadrona reseca sueca.
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