Gilles Legardinier
Editorial Alfaguara
web: www.alfaguara.com
ISBN: 978-84-204-1322-8
Por partes como dijo Jack el Destripador, vale, es una novela romántica muy divertida, con golpes que de puro surrealistas son buenísimos -la escena del buzón por ejemplo y la mano de la protagonista Julie o la viejecita pegando con el paraguas al cliente capullo de la panadería-, la lectura de esta obra protagonizada por una mujer pero escrita por un hombre es muy fresquita, muy ágil, muy divertida, es un libro en el que te lo pasas muy bien y te lo acabas en un tris; no es una novela empachosa para los que aborrezcan ese género pero detectarán ciertos estereotipos un poquito escandalosos, pero a eso iré después.
La novela viene avalada por ser un éxito de ventas en el país vecino y si la tomas como un divertimento, su cometido lo cumple bien y con creces.
Estructurada en pequeñas pinceladas puedes terminar cada instante de la vida de esta casi treintañera francesa y parisina como si episodios de una comedia de situación se tratase, una mujer que ha empieza a plantearse su futuro con una simple pregunta de un repartidor de pizzas -la pregunta: "¿qué es lo más estúpido que has hecho en tu vida?"- y que termina por darle forma cuando llega un nuevo y enigmático vecino a su casa.
Estoy de acuerdo que todos querríamos llevar una vida parecida a la de Julie -yo creo que es la versión en papel impreso de Amelie- pero sigue pareciéndome un guión de una serie de televisión, si la comparo con algunas de sus amigas -Sophie- nuestra protagonista por instantes me parece una verdadera perturbada por muy buen corazón que tenga, porque lo tiene, lo tiene tan grande, lo tiene enorme, solo hay que ver como se desvela por su vecina enferma la tierna Sra. Roudan que tiene un huerto en un lugar insospechado, porque Julie es divertida, tierna, pero está como una moto, es obsesiva rozando lo peligroso o por lo menos para ella, el plantel de amigos es digno de envidia sobre todo para aquellos que cuentan los amigos por los dedos que le quedan a un trabajador de un aserradero en la mano como yo, Xavier ese viejo compañero de colegio que se dedica a fabricar un coche blindado que no podrá salir por la puerta del tamaño con el que lo ha construido, o esa amiga que se recorre todos los cuarteles de bomberos buscando el hombre de su vida o la misma panadera la Sra. Bergerot que discute un día si y otro también con su vecino frutero pero sin el que no puede vivir, pero es que en esa colección de personajes singulares Ric Patatras no se libra pero no es hasta el final que lo descubres.
Dejarme que empiece por lo que no me gusta, creo que es una colección de estereotipos llevados al extremo, mujeres cotillas, hombres simples como una lechuga, reuniones femeninas que parecen sacadas de la serie Sexo en Nueva York -yo soy de los que se leyó el libro y bueno, pasable, pero la serie, agh-, un mundo ideal donde se puede cambiar la mesa de un banco por el mostrador de una panadería -es que no es creíble, nuestras ciudades desgraciadamente ya no son así- pero aún así y a pesar de todas estas pegas, si lo lees con buen ánimo, sin querer afilar el lápiz, la lectura es muy agradable y refrescante.
Nuestra novela en cuestión comienza con la futura llegada de Ricardo Patatras, nombre ridículo donde los haya y con lo que comenzará el nuevo cambio de Julie, una joven francesa que trabaja frustrada en una agencia bancaria -lástima que muchos de los que vendieron las preferentes se van a ir de rositas pero tendrían que haber sido tan coherentes como "nuestra" Lulie- y que vive en el barrio de toda su vida, donde la gente compra el pan aún en la panadería del barrio, compra los libros el la librería local y los vecinos aún se conocen todos y se saludan por las calles y las escaleras; la llegada de Ric al vecindario hace que Julie quiera saber todo de él, investigando en su buzón o saliendo a correr con él cuando el único deporte que ha practicado en su vida es el de hablar con sus amigas sobre su desastrosa vida amorosa.
Ric termina encandilando a Julie, pero ese Ric perfecto tiene que encerrar algún misterio pero cuál.
La novela está llena de historias paralelas a cada cual más tierna y humana y eso me hace que sea más indulgente con ella, porque realmente esas pequeñas historias son las que hacen que la vida de Julie esté llena de cosas y no la llegada de Ric, unas historias llenas de calor humano como la de Mohamed y la señora Bergerot la panadera donde se macha a trabajar Julie, o la de la vecina entrañable la Sra. Roudan y su cáncer terminal, o como se confabulan todos los vecinos para putear a un vecino que ha ido a África a timar a los pobres enfermos con pastillas de colores y como se vengan siguiendo la idea loca de esta dulce perturbada o incluso esa que tanto me gusta, la de la viejita que se lía a paraguazos con un cliente impertinente de la panadería al que todo el mundo le tiene ganas.
Puede sorprender que esta novela y dada la temática esté escrita por un hombre pero si vais a las páginas finales en agradecimientos entenderéis muchas cosas o por lo menos ese interés porque luchemos, amemos y no tiremos nunca la toalla.
Y no es por nada, pero en Perú los gorros de peruanos sientan muy bien, lo diga un gato o no, jeje.
Es una novela que os hará pasar un buen rato, os hará sonreír y sobre todo, que si la empezáis con el ánimo un poco planchado seguro que cuando la terminéis vuestra cara no tendrá el mismo semblante y todo en una "tratamiento" de apenas 300 páginas y por el que no hay que pagar a la seguridad social.
A ver, es cierto que todo parece un poco "estereotipado" pero digamos que mi valoración fue en conjunto por lo refrescante que me resultó la lectura (evidentemente no será el libro de mi vida), por la simpatía que me hizo sentir hacia ella la protagonista y por "el buen rollo" en general que desprende la forma de ser de casi todos los personajes. Yo tampoco veo a alguien dejando su puesto en el Banco para despachar pan y menos en los tiempos que corren, pero me ha gustado que Julie tomara esa decisión y tampoco conozco un vecindario como el de ella, pero no niego que ya me gustaría. En fin, que a pesar de algunos "peros" al terminar el libro, automáticamente pensé en "los cinco gusanitos".
ResponderEliminarUn abrazo
Confirmo todo lo bueno que dices que tiene porque es muy entretenido, se pasa bien con la lectura e incluso puede ablandarte el corazoncito, eso del descapotable por ejemplo, es decir que reúne todo lo que le pedimos a un buen libro, que nos entretenga; mis peros son más pijadas que pegas reales.
EliminarCreo que leerlo es una buena inversión de tiempo y dinero.
Un par de abrazos.
El mañana eres tú.
ResponderEliminarObjeto, el mañana lo somos todos, o deberíamos serlo, ¿no te parece?
EliminarNo, en este caso eres tú.
ResponderEliminar