Julio Muñoz Gijón
El paseo editorial
ISBN: 978-84-19188-81-6
Nuevo episodio de los inspectores Jiménez y Villanueva, la dupla del "El asesino de la regañá" a la que por cierto han llevado a las tablas. Preparaos para pasar un rato (corto, muy corto porque cada día me leo más rápidamente las novelas de Julio Muñoz) desternillante pero esta vez van a llevarnos a Nueva York, y os preguntaréis, que pinta Jiménez que es más de Sevilla que las croquetas de casa Ricardo en la ciudad de los pretzel y los perritos calientes, pues vueltas que da la vida, el FBI requiere la ayuda de dos policías españoles para esclarecer los asesinatos en los que unas cartas de cofradías sevillanas aparecen como pauta del asesino, en un primer momento sospechan de bandas rivales, luego de crimen racial metiendo al Ku-kux-klan cuando ven la cofradía de los negritos y la tarjeta en el muerto La primera muerte es la de un famoso rapero y el FBI usando la inteligencia artificial y un programa llamado Carlsen son incapaces de poner luz al caso, están en periodo electoral y el presidente Trump, si el de ahora, se enfrenta a la reelección, una segunda muerte de una famosa cocinera pero vinculada a una cadena de comida rápida hace que se lleven a rastras a Jiménez y Villanueva a la gran manzana después de testificar en un juzgado por un caso de un zoológico en la ciudad de Sevilla, pero la cosa no es tan sencilla, Jiménez se siente allí más fuera de su elemento que vegano en un asador de cochinillo, pero todo tiene solución en esta vida y a fuerza de trabajar, el FBI y nuestros dos policías consiguen dar con una pista que al programa Carlsen no se le había ocurrido, el resto os toca descubrirlo que merece la pena, aunque aviso, os va a durar una noche, que es lo que tardé en leérmelo, que me perdone Murakami pero su última novela se me está haciendo bola y necesita perspectiva lectora, jeje.
La novela no defrauda, sigue la línea de sus antecesoras, divertida, llena de referencias a personas y lugares de la hermosa ciudad de Sevilla, amena, os pondrá una sonrisa en la cara porque como dice su autor y debería ser una máxima vital: "La alegría nos hace invulnerables". Una novela que te lleva a "vivir" en Sevilla aunque no hayas estado nunca, en ese aspecto se parece mucho a Leonardo Padura, cada uno en su ciudad y su tierra, son capaces de llevarte a que respires y vivas en esas calles aunque sea ese instante de lectura, Julio te hace disfrutar de la Cruzcampo aunque uno sea de Mahou (yo no bebo, pero es un decir), a degustar una "pringá" de las Columnas o unas gambas de "La Trastienda". Con Julio todo es buen humor, buena onda que dirán los milenials, es disfrutar de la vida, son novelas para apagar la televisión y ver que la vida puede ser maravillosa. No os lo perdáis, un remanso de caras alegres y sonrisas en tiempos donde todo parece gris y cualquiera se enoja, hasta por un "buenas tardes".


