Podréis observar que muchos de ellos comienzan de la misma manera "Aún hoy la recuerdo" y da pie a que relate lo que desea expresar, ninguno de ellos lleva título ni falta que le hace, todos ellos son de una belleza oriental y digo bien, oriental, porque la poesía del siglo XI en Europa nos retrotrae a los cantares de gesta, es decir poesía de la espada y en ellos hay más bien poca sensualidad que se diga, no se si en la corte de Leonor los bardos compondrían algo remotamente parecido pero sospecho que no.
Señalé dos poemas, los que más me gustaron, no necesariamente los mejores o más representativos.
Aún hoy
si al terminar el día
viese una vez más a mi querida,
la de los ojos de cervatillo,
ostentado sus senos como cántaros
rebosantes de néctar,
renunciaría a la felicidad del reino,
a la del paraíso
y a la de la beatitud final.
Los poemas están escritos en su versión original y la traducida para esta edición por Óscar Puyol.
Y el segundo:
Aún hoy la recuerdo
deseando partir
con la cara torcida por la cólera,
sin dar respuesta,
sin ofrecerme la boca.
Y recuerdo cómo al besarla
gruñó malhumorada.
Caí entonces a sus píes
y le supliqué:
"¡Amada!, tu esclavo soy,
disfrutame"
Espero que os guste si os queréis acercar esta hermosura de poemario, algo distinto a lo que podemos leer pero que expresa lo que todos hemos querido decir alguna vez y no hemos sabido.