Editorial Libros el Asteroide
web: www.libroselasteroide.com
ISBN: 978-84-92663-13-2
Traigo esta vez un libro delicioso, delicioso por la historia, delicioso por lo cautivador, delicioso por las formas de viajar en el tiempo y el espacio, delicioso por ponerme en la piel de un sefardí en la Bulgaria de después de la segunda guerra mundial, delicioso porque me ha estremecido dejándome completamente fuera de juego.
Plóvdiv es una localidad búlgara donde conviven en perfecta armonía tres comunidades aparentemente irreconciliables, los griegos ortodoxos, los turcos otomanos y los judíos sefardíes que todavía añoran tiempos pasado en su recordada Toledo; esa ciudad es otro ejemplo de lo que otrora fue la ciudad de Córdoba o Toledo; el fin de la guerra y la llegada del comunismo trastocará todo; lo que pretendía ser una sociedad igualitaria será todo menos igual y los prejuicios asomarán deshaciendo esa sociedad donde conviven en paz y armonía.
Albert Cohen viajará en el tiempo y en espacio en busca de una infancia casi idílica, un retorno que le trae desde Israel como experto en arte y que se topará con el amor de su adolescencia, Araxia Vartanian, ese encuentro y volver a la ciudad de su infancia traerá lo más dulces recuerdos de su infancia, las historias de su abuelo, Borrachón, su maestro de la escuela y después líder comunista, Stóichev, la madre se Araxia, Marie Vartanian, o los lideres religiosos de las otras confesiones con os que tomaba anís el abuelo de Albert -o Berto como le llaman cariñosamente-. Albert vive con sus abuelos, Mazal y Abraham, pues su padres han muerto porque ambos eran partisanos en la segunda guerra mundial y héroes a ojos del nuevo gobierno, no así los padres de Araxia que son "culpables" por ser familia de unos antiguos productores de tabaco.
En el tiempo real, Albert al volver debe decidir que hacer con los terrenos donde estuvo su casa en la niñez, ahora ocupada por gitanos sin saber que es objeto de presión de grupos mafiosos para hacerse con la parcela; a su vez, vuelve a verse con Araxia, ahora casada con un hombre afectado por la radioactividad a la que ama desde la infancia aunque creo que le debería decir que se aman desde la infancia los dos, pero ¿qué queda de esos sentimientos entre los dos? porque de lo que no cabe duda es que Albert ama a esa mujer, ama ese mundo que ya no existe donde su abuelo el hojalatero ateo reparaba tejados y espiaba en los baños turcos a las mujeres musulmanas a cambio de almendras garrapiñadas y un poco de anís, todo ello en un mejunje de palabras en ladino, búlgaro o griego pues no en vano las tres comunidades vivían en perfecta armonía.
La comunidad sefardí a la que corresponde Albert tiene su origen en Toledo, observar las muchas referencias que hace a la ciudad, me gusto mucho a la referente al mazapán, tanto que me gustaría probar ese mazapán -es que me encanta comer un poquitín-; una comparación que también debe hacernos reflexionar sobre la convivencia entre diferentes credos e incluso el que no los tiene porque si una escena me ha conmovido es cuando muere atropellado el abuelo de Albert y la reacción del pope ortodoxo, porque su abuelo Abraham "El Borrachón" es ante todo un hombre ateo, judío pero ateo y no por eso menosprecia a los que si tienen fe, ni critica su fe así como tampoco lo hacen sus compañeros de aguardiente. En las aguas del Maritsa, en su antigua ciudad natal Albert tratará de recuperar algo de esa infancia perdida, de recibir las nunca recibidas cartas de Araxia desde París, pero el tiempo pasa inexorablemente, las cartas no recibidas no llegarán pero aún así el viaje merecerá la pena, aunque solo fuese por el amor pasado, presente o futuro de Araxia.
No os aburrirá este hermoso libro, de ninguna manera, la forma de evocar el pasado pero pasando por el filtro de la infancia es muy hermoso, muy evocador y aunque no tengamos un pasado ni parecido estoy seguro que si tenemos recuerdos semejantes y tan indulgentes que nos hacen recordar con cariño y ternura esos años; la amargura de los tiempos que han de venir no parecerán tan amargos y sin embargo lo son; Lejos de Toledo es un bello viaje a nuestros recuerdos de la infancia, al amor de adolescencia, a los sentimientos limpios y puros, ya sean de amor o de admiración por nuestros mayores. No lo dejéis pasar.
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