Ian McEwan
Editorial Anagrama
ISBN: 978-84-339-7975-9
Casi se me escapa esta novela de unos de mis autores fetiches, en las visitas que hago a las páginas de las editoriales para conocer sus novedades esta novela paso desapercibida para mi hasta hace diez días que no se muy bien el motivo y miré la novedades de los últimos meses y se apareció ante mis ojos, mmm, y que delicia, si ya siempre leer a McEwan es interesante esta novela lo es aún más, original a rabiar a pesar de tratar un tema más que trillado y lo es por el enfoque, por el narrador de la historia.
Generalmente las obras de McEwan presentan un desafío moral como eje argumental y en base a eso teje una buen historia que se sujeta por si sola y a la que deja sin respuesta para que nosotros respondamos a esos interrogantes, hay antecedentes de algo semejante pues en Hamlet la cascara de nuez es el útero materno pero que el feto juzgue lo hace diferente a otros ejemplos como este; pasando de amor al odio y de nuevo al amor en apenas un instante, ese feto es el fruto de Trudy y John, un editor y a su vez poeta que no tiene donde caerse muerto pero que ha heredado un "casón", su matrimonio está a punto de romperse a pesar de los esfuerzos de él por mantenerlo unido y todo es culpa de la relación de Trudy con el hermano de John, Claude, un vendedor de una inmobiliaria que es todo lo contrario de John, soez, guarro pero con dinero, Claude y Trudy planean acabar con la vida de John y quedarse con la herencia y de todo ello nos enteramos porque nos lo cuenta el feto, nos cuenta con pelos y señales como planean deshacerse de su padre, de como ama a su madre y de su dependencia vital, de cuanto odia a su tío y de incómodo se siente cada vez que hace el amor a su madre y el tiene que sufrirlo; esas peripecias a veces en un tono humorístico al más puro estilo británico relatarán como cometerán el miserable de crímenes sin que él pueda hacer gran cosa.
Será la muerte de un mundo de amor, poesía y rimas para que sobreviva un mundo de mediocridades, miseria y dinero fácil, es la desaparición de un mundo antiguo de forma poéticas arcaicas ante las que nuevas generaciones no pueden hacer nada pues somos nosotros mismos los que le estamos exterminando.
La forma de matarlo es lo de menos, lo importante es el dilema que se le plantea al feto y que tras todas las peripecias se consuela con tener una celda lo suficientemente amplia para él y su madre, triste destino el de las nuevas generaciones si se contentan con "quedarse como está" como dice el chiste.
Requiere una buena dosis de sesos y de sentido autocrítico, por momentos tuve la esperanza de que el futuro hijo de Trudy y John fuese capaz de parar el crimen, que la borracheras de la madre -que también afectaban al feto- hiciesen el milagro de conseguir de no poder llevar a cabo su criminal plan pero soy un ingenuo, el canalla siempre lleva a cabo su plan y aunque nos sentemos en la puerta de nuestra casa a esperar pasar el cadáver de nuestro enemigo, nunca pasa.
Espero que disfrutéis de esta maravillosa novela, ingeniosa, divertida, cruel, inteligente y con una buena dosis de suspense.
Generalmente las obras de McEwan presentan un desafío moral como eje argumental y en base a eso teje una buen historia que se sujeta por si sola y a la que deja sin respuesta para que nosotros respondamos a esos interrogantes, hay antecedentes de algo semejante pues en Hamlet la cascara de nuez es el útero materno pero que el feto juzgue lo hace diferente a otros ejemplos como este; pasando de amor al odio y de nuevo al amor en apenas un instante, ese feto es el fruto de Trudy y John, un editor y a su vez poeta que no tiene donde caerse muerto pero que ha heredado un "casón", su matrimonio está a punto de romperse a pesar de los esfuerzos de él por mantenerlo unido y todo es culpa de la relación de Trudy con el hermano de John, Claude, un vendedor de una inmobiliaria que es todo lo contrario de John, soez, guarro pero con dinero, Claude y Trudy planean acabar con la vida de John y quedarse con la herencia y de todo ello nos enteramos porque nos lo cuenta el feto, nos cuenta con pelos y señales como planean deshacerse de su padre, de como ama a su madre y de su dependencia vital, de cuanto odia a su tío y de incómodo se siente cada vez que hace el amor a su madre y el tiene que sufrirlo; esas peripecias a veces en un tono humorístico al más puro estilo británico relatarán como cometerán el miserable de crímenes sin que él pueda hacer gran cosa.
Será la muerte de un mundo de amor, poesía y rimas para que sobreviva un mundo de mediocridades, miseria y dinero fácil, es la desaparición de un mundo antiguo de forma poéticas arcaicas ante las que nuevas generaciones no pueden hacer nada pues somos nosotros mismos los que le estamos exterminando.
La forma de matarlo es lo de menos, lo importante es el dilema que se le plantea al feto y que tras todas las peripecias se consuela con tener una celda lo suficientemente amplia para él y su madre, triste destino el de las nuevas generaciones si se contentan con "quedarse como está" como dice el chiste.
Requiere una buena dosis de sesos y de sentido autocrítico, por momentos tuve la esperanza de que el futuro hijo de Trudy y John fuese capaz de parar el crimen, que la borracheras de la madre -que también afectaban al feto- hiciesen el milagro de conseguir de no poder llevar a cabo su criminal plan pero soy un ingenuo, el canalla siempre lleva a cabo su plan y aunque nos sentemos en la puerta de nuestra casa a esperar pasar el cadáver de nuestro enemigo, nunca pasa.
Espero que disfrutéis de esta maravillosa novela, ingeniosa, divertida, cruel, inteligente y con una buena dosis de suspense.
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