Brian Panowich
Ediciones Siruela
ISBN: 978-84-17041-33-5
Traigo en esta ocasión una novela que seguro no será para todos los paladares, amantes de violencia salvaje y sin escrúpulos, que ni se acerquen; si vuestro estómago es capaz de resistir que un crío de 9 años contemple y ayude a su padre a enterrar a su tío en una ladera de la montaña por un desacuerdo familiar, pues esta es vuestra novela y os prometo que no os va a defraudar.
Gracias a un detallado árbol genealógico al principio de la novela podremos viajar en el tiempo y entre los personajes de la familia Burroughs sin perdernos, porque por momentos es un baile de atrás a delante o al revés que te saca del cuadro de la foto salvo que estés muy atento o tengas el esquema a tu lado. Una familia que "reina" en las montañas de Georgia haciendo de la producción de alcohol ilegal al principio de su historia, la marihuana más tarde para terminar traficando con metanfetamina siendo todas estas sustancias el origen de su poder y fortuna. Cuatro generaciones de Burroughs que han hecho y desecho todo lo imaginable fuera de la ley, unas veces en colaboración con clanes mafioso de Florida y otras solos y siempre sin que el brazo de la ley les alcance, porque esa es su tierra, su montaña y su ley.
Pero toda familia tiene un garbanzo negro y en esta es nada más y nada menos que el más pequeño del viejo Gareth su hijo Clayton, sheriff de toda esa zona, su convivencia es difícil pero se toleran porque el poder del Clayton es limitado pero todo parece cambiar cuando llega un misterioso agente federal, Simon Holly, que le propone acabar de un plumazo con el poder de los Burroughs pero sin que le cueste la vida a nadie de la familia, lo que no podía imaginar el sheriff Clayton es que ni su hermano por entonces jefe del clan, Halford, estará por la labor ni el agente federal tendrá una intenciones tan "nobles" pues tiene una intención oculta y que le relaciona de una forma y otra con todos lo Burroughs.Una prostituta, Ángel -llamarme raro pero me suena tan extraño ver que mi nombre en otras latitudes sea propio de mujeres que me descuadra una barbaridad-, aparentemente sin relación alguna con la trama salvo por haber sufrido el ataque salvaje de uno de los Burroghs -no puedo ni debo decir de quién porque se chufla toda la trama-, es entonces cuando una obra con un aparente protagonista se vuelve coral en un todo que suena estupendamente y llena de matices, colores y olores y todos ellos bien regados por personajes muy peculiares que es imposible que no te guste alguno aunque solo sea para salvarle de toda la maldad que se respira y que tiene toda la pinta de que va a acabar como el rosario de la Aurora.
La novela destila ese extraño código de honor de los que se saltan la ley, un código férreo que lleva a la tumba si se te ocurre hacer una sola tontería. Como en otras obras de novela negra, los secundarios son tan importantes como los personajes principales y todos ellos cargan una tremenda mochila que daría para una obra casi solo para ellos, por ejemplo la mujer del sheriff, la patriarca del clan, el ayudante del sheriff o la camarera del bar.
De lenguaje poco dado a las florituras, directo y cruel por momentos, no hay tiempo a la clemencia o la empatía, ni si quiera con la pobre desdichada Holly, los bares no son de diseño, los problemas no son de psiquiatras de diván y no hay espacio y las borracheras o los puñetazos de los primos de los ángeles del infierno son de los que hacen sangrar. La violencia empapa todo, hasta las relaciones familiares, nada escapa en Bull Mountain al poder de los Borroughs.
Es la primera novela de Panowich y Siruela ha acertado con su publicación, os va a gustar seguro pero tener presente lo que os he comentado al principio, a los que huyen de la violencia, pues ni os acerquéis pero si no sois tan "escrupulosos", pues tiraros a este libro con ganas, no os defraudará.
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