sábado, 11 de abril de 2015

Herejes



Leonardo Padura
Tusquets Editories
ISBN: 978-84-8383-491-6


Quiero empezar el comentario de esta maravillosa novela por el final de la misma, citando unas líneas de la misma: "lo único que en realidad te pertenece, es tu libertad de elección. Para vender un cuadro o donarlo a un museo. Para pertenecer o dejar de pertenecer (a una tribu o un colectivo). Para creer o no creer. Incluso, para vivir o para morirte." de esa forma tan hermosa termina una novela negra apasionante, bella, vibrante, negra como el alma de la gente porque no olvidemos, nuestra alma es negra y oscura y no blanca como predican todas las religiones del mundo, amén de una conclusión tan hermosa y que nos obliga a vivir la vida sin pasar de ella de puntillas nos deja más perlas en sus letras como esta otra: "(sobre el arte y cuando Elías Ambrosius está hablando con el rabí Samuel) Es poder para tocar el alma de los hombres y, de paso, colocar allí las semillas de su mejoramiento y felicidad...).
Leonardo Padura hace una mezcla perfecta de novela negra y novela histórica, bailando en el Amsterdam del siglo XVII (1643 de nuestra era, 5403 de la era judia) llamada nueva Jerusalem por la numerosa comunidad sefardí expulsada por nuestros católicos reyes apenas un siglo antes previo quitarles todas sus pertenencias a cambio de sus vidas y La Habana de principios del siglo XXI (2007); con un poso de crítica social ya sea de los años en los que vivimos o en los años en los que viven los protagonistas de la obra Padura teje una novela llena de dolor, de penas que desgarran, de gente que lucha por su vida porque huye del odio de los demás, ya sea Elías Ambrosius Montalbo de Ávila, Elías Kminsky ó Judith Torres; dolor por tratar de pertenecer a algún sitio, no ser o un sin patria o un joven sin sitio en el mundo pero siempre con un hueco a la esperanza, porque de no haberla no tendría ningún sentido disfrutar de los amigos o de la vida que tenemos y eso me gusta de Mario Conde -no confundir con el banquero por favor- y esa relación que mantiene con sus amigos y Tamara.
En la convulsa Europa de antes de la segunda guerra, un buque con novecientos judíos llega a La Habana escapando de la persecución a la que les someten los nazis, Daniel Kaminsky es un crío a bordo de ese buque y su tío espera que las corruptas autoridades de la isla les autoricen a desembarcar, tratan de usar un cuadro heredado de la familia del pintor holandés Rembrandt como pago para poder salir del buque pero nada sale como tenían previsto y son devueltos Alemania, el cuadro desaparece y años más tarde en una subasta de Londres vuelve a aparecer, un descendiente de la familia, Elías Kamisnky, un pintor cubano-americano se propone recuperarlo pero un terrible secreto de familia puede explotarle en la cara. Para aderezar la historia, Padura nos cuenta el origen de esa obra, los sufrimientos de un sefardí acusado de herejía por pintar y no cumplir con las leyes; un hombre que busca su libertad que es respetuoso con la ley religiosa de sus mayores pero que no comprende esa prohibición y el fanatismo de sus correligionarios, un fanatismo muy parecido al que sufren de los sitios en los que les expulsan. Y para cerrar ese círculo, gracias a las pesquisas de Mario Conde en su encargo de saber más del cuadro, conoce a parte de la familia de los Kaminsky en La Habana y por mediación de la sobrina de ellos, tiene que buscar a una joven emo que ha desaparecido.
La novela está dividida en los libros de Daniel, de Elías, de Judith y Génesis, aparentemente independientes Padura salvo en el caso del libro de Elías, entreteje la vida de Mario Conde con la misma historia, de manera que sus conversaciones con ron barato de sus amigos o sus cercanía con Tamara le ayudan a solventar su día a día y aclararle ciertas cosas que pueden ayudarle a esclarecer el caso.
Disfruto mucho con Paduro, me gusta Conde, es el clásico investigador "comemierda" que no sientes pena por ellos y que admiras en muchas partes de su vida a pesar de vivir con el agua al cuello y con menos esperanza que la economía griega en el euro.
Advierto que el salto temporal del libro del Daniel al de Elías puede hacer que alguno abandone el libro, pero ser perseverantes, merece la pena.

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