domingo, 25 de mayo de 2014

Juego de Espejos



Andrea Camilleri
Ediciones Salamandra
ISBN: 978-84-9838-576-2

Uno de mis "problemas" con las obras de Camileri es que las devoro con un apetito lector voraz que siempre me deja con ganas de mucho más, me da lo mismo que estas últimas novelas Montalbano se haya convertido casi en un viejo verde cuando ve a una joven guapa porque mantiene esa esencia mediterránea por el gusto por la vida, ya sea frente a un plato de arancini o un paseo por el puerto hasta una piedra donde sentarse a reposar; para los que sigan la obra de forma más o menos cronológica verán a un Salvo menos "viejo" que en su anterior entrega, echarán de menos la presencia física de Livia, algo que ya ha pasado últimamente en otras novelas pero que sigue estando ahí y en la que no faltan ninguno de los clásicos de la obras del comisario, Catarella, Mimi Augello, las familias mafiosas de los Cuffaro o los Sinagra, Fazio o sus enemigos dentro del cuerpo como Arquà, vamos que no vais a echar en falta a ninguno salvo a Ingrid.
A diferencia de otras obras anteriores, el "muerto" tardará bastante en aparecer, pues todo arranca con la explosión de una bomba casera en un almacén vacío sin conexión aparente con nada, pues al estar vacío el pago a la mafia es descartado; la irrupción de Liliana complica un poco más la apacible vida de Salvo, Liliana es su nueva vecina, una joven que viste ropas "arruinahombres" y que será un misterio para Salvo desde el primer momento, aunque es una mujer casada su vida más o menos "licenciosa" cegará el buen criterio del comisario por instantes; amén de todo ello, su enemigo declarado de Televigatá, Ragonese, tratará de sacar tajada en su pelea personal con Salvo pero no sabe ese chupacámaras con quien se las gasta.
Con referencias a la película "La dama de Shangai" Montalbano traza una novela creíble, apasionante y deliciosa como todas las suyas, el que su protagonista no sea un tipo oscuro y que le veas como a alguien que conoces de toda la vida te hace que sus historias te calen más y las absorbas más rápidamente -para desdicha mía, claro-, Camilleri ha hecho envejecer a su adalid de la justicia con el paso del tiempo y si sigues sus novelas lo aprecias con claridad, el mismo protagonista se siente mayor y más torpe con el tiempo en sus razonamientos y eso no le gusta, el que Fazio parezca que le toma el relevo da la sensación de que le consuela pero sigue fiándose de su criterio por encima de todo.
Ya se que me pongo muy pesado pero este es un ejemplo, como otras novelas del género de Domingo Villar, Leonardo Padura, Petros Markaris o Ernesto Mallo de que no es necesario de que se escriban mil páginas para hacer una maravillosa novela, ni rebuscar tipos con complejos raros y crímenes sin pies ni cabeza, la realidad es mucho más "corriente" y da para mucho.
Animaros con el siciliano, no os va a defraudar, lo vais a pasar de miedo y con el "peligro" de que os enganche. 


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