Gabriel García Márquez
Editorial Mondadori
ISBN: 84-397-1165-4
La feria del libro de este año se ha caracterizado por el bombardeo de obras del genial Gabo y seducido por ellas me traje esta obra cortita que no había leído, en ella se relata una historia de amor imposible entre un nonagenario y una adolescente, antes de que penséis que se puede caer en una historia como la de Nabokov pues los tiros no van por ahí; este nonagenario decide celebrar su noventa cumpleaños acostándose con una joven virgen, valiéndose de sus antiguos contactos, la alcahueta Rosa Cabarcas conoce a una joven que le trastocará completamente y que le hará enamorarse como nunca antes hizo.
Para meternos en faena, nuestro protagonista, columnista de profesión en el diario de la Paz que suscita todo tipo de emociones -más a medida que se siente enamorado- y antiguo profesor de lengua nos cuenta poco a poco su vida desde su primer escarceo con una madamme a la tierna edad de los trece años hasta la multitud de mujeres con las que se ha acostados siempre con dinero de por medio, porque este hombre es feo, tímido y anacrónico y salvo la mujer que le asiste, parece que no ha conocido el amor de una mujer en su vida.
En ese resumen vital que va haciendo, nos descubrirá que empezó a trabajar de columnista gracias a su madre italiana que pagó sus primeros trabajos, como va desprendiéndose de los recuerdos familiares poco a poco para pagarse sus necesidades vitales y así conoceremos al director del diario, al censor que a fuerza de años y de odiarse se respetan o las secretarias que parecen tratar de seducirle cada vez que le ven.
La irrupción de Delgadina, la joven buscada por Rosa Cabarcas pondrá su vida patas arriba, el que se precia de ser el último de su especie, otros que también lo afirman cuando leen su columna, sentirá un vigor con cada visita a la joven en la casa de Rosa, lo que parecía imposible llega y el amor lo envuelve, lo atrapa y lo consume en un amor de burdel que es todo, menos de burdel.
Delgadina en realidad no se llama así, así es llamada por nuestro protagonista, una joven que cuida de sus hermanos, que trabaja pegando botones en una fábrica y que es deseada por el nonagenario sin llegar a consumar la relación, esa fantasía que vive hace que se comporte como cualquier protagonista de un poema de amor; es la conversación con antigua compañera de juegos de cama y felizmente casada con un chino la que terminará por convencerle de que no debe dejarla escapar, que no hay cosa más triste que morir solo y él es consciente de lo está, lo que me cuesta asimilar son las palabras de Rosa al final cuando le confirma que la pequeña está enamorada de ese hombre hasta las trancas, pero eso forma parte del misterio de este relato.
García Marquéz se vale de un clásico todo ello almibarado por una bella historia de amor en la que el protagonista tiene muy claro que el día que cruce la línea de la "carne" perderá la magia., es un libro lleno de nostalgia y de ganas de vivir y por momentos a mi me ha dado un miedo atroz porque salvando algunas diferencias notables, algunas cosas son casi sacadas de una autobiografía que escribiese. No hay sexo, ni como voyeur, es otra experiencia humana la que trata de relatarnos Gabo; quisiera que no tuviese cierto forma de ver a las mujeres, ver su ataque de celos por ejemplo y como trata a Delgadina o la madamme, o el recuerdo de su madre, pero forma parte de la imagen antigua que nos quiere transmitir Gabo del columnista nonagenario.
El miedo que uno siente a medida que va pasando páginas -me refiero al mío, que conste- se convierte en cierto alivio con esa posible moraleja de que al final todo llega, pero que miedito da, ¿y si no llega?
Si mi último "enfrentamiento" con Vargas Llosa no fue del todo satisfactorio, no puedo decir lo mismo del genial colombiano, me deja una grata sonrisa en la cara y en el Alma.